Bush afina detalles de nueva estrategia


El presidente estadounidense, George W. Bush, da los últimos retoques a su nueva estrategia para la guerra en Irak, luego de embarcarse en un cambio de la cúpula diplomática y militar que deberá instrumentar tal polí­tica.


Bush, quien se espera que revele su nuevo plan para Irak en un discurso el miércoles, también designó hizo cambios en los servicios de inteligencia.

El cambio de responsables –iniciado a fines del año pasado con la dimisión del secretario de Defensa Donald Rumsfeld– continuó el viernes, dí­a en que los demócratas, que ahora controlan el Congreso norteamericano, exigieron no enviar más tropas a Irak y reclamaron el final de la guerra.

El presidente republicano reemplazó al jefe del comando central estadounidense que dirige las guerras de Irak y Afganistán así­ como al comandante de las fuerzas militares en Irak y planea convertir al actual embajador norteamericano en Bagdad, Zalmay Jalilzad, en nuevo representante de Washington ante Naciones Unidas.

A Jalilzad lo reemplazarí­a en Bagdad Ryan Crocker, de 57 años, embajador de Estados Unidos en Pakistán desde noviembre de 2004. El es uno de los funcionarios del Departamento de Estado con mayor experiencia en Medio Oriente y habla árabe de manera fluida.

El almirante William Fallon, de 62 años, actual jefe de las fuerzas de Estados Unidos en el Pací­fico, sustituirí­a al general John Abizaid, de 55 años, en el comando central.

Fallon fue piloto naval de combate durante la guerra de Vietnam, dirigió escuadrones de ataque durante la Guerra del Golfo en 1991 y participó en operaciones de la OTAN en Bosnia.

En Irak, el teniente general David Petraeus, de 54 años, sustituirí­a al general George Casey como el responsable de todos las fuerzas de Estados Unidos y de la coalición, según recomendaciones del nuevo secretario de Defensa, Robert Gates, aprobadas por la Casa Blanca.

The New York Times informó este sábado que se esperaba que Petraeus avalara un incremento de las brigadas rápidas en el contingente estadounidense en Irak, mientras que el general Casey ha sido abiertamente escéptico al respecto.

La Casa Blanca rechazó las sugerencias de que Bush estaba disgustado con la actuación de los generales y señaló que Casey serí­a promovido al cargo de jefe del estado mayor del Ejército.

«El general Petraeus es un soldado con visión y decisión», dijo Bush en un comunicado. «Sus servicios en Irak le dieron experiencia en guerras irregulares y operaciones de estabilización y una comprensión del enemigo que enfrentamos».

Bush describió a Fallon como uno de los más destacados estrategas militares de Estados Unidos. «Su experiencia y su capacidad de liderazgo serán determinantes para ayudar a nuestro paí­s a alcanzar la victoria contra los radicales y extremistas que amenazan la libertad».

En el frente diplomático, el presidente designó al director Nacional de Inteligencia John Negroponte –el primer embajador estadounidense en Irak tras la caí­da de Saddam Hussein– como subsecretario de Estado, un puesto clave que estaba vacante desde julio de 2006.

Bush también anunció que escogió al vicealmirante Michael McConnell para reemplazar a Negropont como director Nacional de Inteligencia.

«Es vital que asuman sus nuevas responsabilidades rápidamente», señaló en un mensaje dirigido a acelerar su confirmación por el Senado. «Espero que sean confirmados lo antes posible», añadió.

Mientras tanto, los demócratas, que recuperaron el control del Congreso tras 12 años de mayorí­a republicana, presionaron a Bush para que ponga fin a la guerra en Irak.

«Tras casi cuatro años de combates, decenas de miles de bajas estadounidenses y más de 300.000 millones de dólares, es tiempo de ponerle fin a la guerra», dijeron en una carta a Bush el lí­der de la mayorí­a demócrata en el Senado, Harry Reid, y la presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi.

Ambos dirigentes apuntaron a las nuevas informaciones que dan cuenta de los planes de Bush para incrementar el número de efectivos en Irak, a los que consideró una «estrategia que usted ya intentó y que ya fracasó».

El presidente no tomó aún una decisión sobre el despliegue de tropas suplementarias. Sin embargo, habló con el primer ministro iraquí­, Nuri al-Maliki acerca de la importancia de tener «fuerzas suficientes» para restaurar el orden en Bagdad.