La G7, México y la Comisión Europea examinarán hoy y mañana una respuesta eficaz a la evolución de la pandemia del virus AH1N1, centrándose en cómo se deberá distribuir la vacuna una vez llegue al mercado.
A la cita, convocada a nivel ministerial, asistirá por parte mexicana el subsecretario de Prevención y Promoción de Salud, Mauricio Hernández, así como los ministros de Sanidad o altos responsables de los miembros de las siete potencias más industrializadas, más conocidas como G7 (Estados Unidos, Gran Bretaña, Alemania, Francia, Italia, Japón, Canadá).
Estarán acompañados de la comisaría europea de Sanidad, Androulla Vassiliou, y de Keiji Fukuda, director adjunto de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
La reunión será la ocasión de abordar las estrategias de vacunación, en momentos en que los países están a la espera de recibir las primeras vacunas, cuya distribución por grupos prioritarios ha abierto un sensible debate en el seno de la sociedad.
En el hemisferio norte, la preocupación se acrecienta ante la llegada inminente del invierno, que amenaza con disparar el número de afectados.
Por su parte, México, como primer foco de infección, compartirá su «experiencia en evitar» que el brote de influenza «pasara a mayores» en sus primeras semanas, explicaron fuentes diplomáticas.
Los participantes examinarán además «otras medidas de protección sanitaria así como la forma de apoyar a los países en vías de desarrollo» a hacer frente a la pandemia, según un comunicado de la Comisión Europea, anfitriona de la reunión.
El G7 y México integran el llamado grupo Iniciativa para la Seguridad Sanitaria Mundial, creado para estrechar la colaboración entre países tras los atentados del 11 de septiembre de 2001 y el posterior envío de cartas con ántrax que hicieron disparar todas las alarmas en Estados Unidos.
Los ministros de Sanidad o sus representantes abrirán su sesión de trabajo hoy durante una cena, antes de consagrar mañana por la mañana a los debates.
En su último informe publicado, la OMS señaló que al menos 2.837 personas murieron desde la aparición del nuevo virus en marzo pasado, mientras que se diagnosticaron 254.206 casos, una cifra muy por detrás de la realidad, puesto que muchos países dejaron de analizar automáticamente a los pacientes con síntomas gripales.
Por continentes, el americano sigue siendo el más afectado, con 2.234 muertos, y la tendencia se mantiene el alza en las regiones ecuatoriales y tropicales de América del Sur (Ecuador, Venezuela, Perú y algunas regiones de Brasil), según las informaciones de la OMS.