Buscan rechazar independencia de Kosovo



La Unión Europea celebra el viernes en Bruselas una cumbre particular, reducida a una sola jornada por la firma de su nuevo tratado mañana en Lisboa, y que tendrá como gran eje mostrar la unidad del bloque de cara a la cada vez más probable independencia de Kosovo.

Acusada en los años 90 de pasividad durante las sangrientas guerras en los Balcanes que dieron lugar al desmembramiento de la ex Yugoslavia, la UE no quiere dejarse sorprender una segunda vez y pretende controlar la controvertida secesión de la provincia separatista serbia de mayorí­a albanesa.

«La Unión Europea debe hacer que el oeste de los Balcanes, en tanto que región fronteriza, no se convierta en una fuente de nuevos problemas», dijo el ministro de Relaciones Exteriores alemán, Frank-Walter Steinmeier, en una reunión con sus homólogos el lunes en Bruselas en la que se trató el tema.

Durante ese encuentro, los cancilleres de la UE avanzaron hacia una posición común sobre la cada vez más posible declaración de independencia de Kosovo sin aval de la ONU, con España abierta al enví­o de la misión del bloque para actuar ante esa eventualidad y Chipre como último gran obstáculo.

Pero si los cancilleres dieron «otro paso adelante en este proceso», como indicó el ministro portugués Luis Amado, cuyo paí­s ejerce la presidencia de la UE, serán los jefes de Estado y de gobierno europeos quienes deban buscar el consenso en la cumbre del viernes.

Los dirigentes kosovares anunciaron el lunes que iniciaban consultas con sus «socios internacionales» con vistas a una proclamación de independencia, tras el fracaso de las negociaciones con Serbia para una solución concertada con la mediación de Estados Unidos, la UE y Rusia.

La esperanza de los europeos es que Kosovo no tome ninguna medida radical antes de la elección presidencial serbia, cuya segunda vuelta está prevista para el 3 de febrero, de modo de no aumentar las posibilidades de los partidos nacionalistas, todo en medio de la ya declarado oposición de Rusia a una salida que no tenga en cuenta a Belgrado.

En este contexto, y luego de que la OTAN lograse un acuerdo para mantener su fuerza KFOR en Kosovo de modo de enfrentar cualquier posible brote de violencia, la UE deberí­a mostrar en la cumbre del viernes que también «asume sus responsabilidades» en el territorio que administra la ONU desde 1999.

En ese sentido, los lí­deres de los 27 aprobarí­an el enví­o de una misión de 1.800 policí­as y juristas europeos con el objetivo de reemplazar a la ONU y garantizar una transición lo menos traumática posible en caso de independencia.

Este acuerdo no significa sin embargo un consenso sobre la cuestión más controvertida: el reconocimiento de una cada vez más probable proclamación unilateral de la independencia de Kosovo sin resolución del Consejo de Seguridad de la ONU.

Si varios paí­ses con problemas separatistas, como es el caso de España con el Paí­s Vasco y Cataluña, se siguen mostrando reticentes a esta posibilidad, el más duro de todos parece ser Chipre, que teme una influencia directa en el conflicto que la enfrenta a la República Turca de Chipre del Norte (RTCN), reconocida únicamente por Ankara en la isla dividida desde 1974.

España, de su lado, está dispuesta a analizar alternativas para no romper la unidad europea, aunque su canciller Miguel Angel Moratinos reiteró el lunes su exigencia de «respetar la legalidad internacional» y el hecho de que una declaración unilateral «nunca en la historia ha sido positiva».

La cuestión puede llevar «varias semanas» de negociaciones, como admitió la presidencia portuguesa de la UE, pero la necesidad de una posición común europea es aún más fuerte teniendo en cuenta la actitud de Rusia, que anunció ayer su decisión de solicitar al Consejo de Seguridad de la ONU «anular» toda declaración unilateral de independencia de Kosovo.