Buscan formas de combatir ardor de quemaduras de sol


buscan_f

Si se ha estado en la playa, lo más probable es que se experimente un desafortunado rito del verano: las quemaduras de sol. Piel tan hinchada que duele doblarla. Un ardor que se eleva desde los hombros enrojecidos. El «Â¡ay!, ¡ay!, ¡ay!» de la ducha cuando parecí­a que el dolor ya habí­a desaparecido.

Por LAURAN NEERGAARD
WASHINGTON / AP

A pesar de todas las cremas que prometen aliviar, no hay tratamientos milagrosos para una quemadura de sol.

Los dermatólogos recomiendan la mejor opción: algunas de las mismas pí­ldoras que se toman para un dolor de cabeza, como el ibuprofeno o el naproxeno.

Si eso suena demasiado simple, bueno, es porque los cientí­ficos no saben exactamente qué causa este tipo de dolor provocado por el tacto. Pero la investigación los acerca cada vez más a algunas respuestas.

Los cientí­ficos británicos encontraron una pista en algunas personas saludables que se ofrecieron para quemarse al sol en el nombre la ciencia. No hay que alarmarse; ellos controlaron los rayos de luz ultravioleta de manera que sólo una pequeña porción de los brazos de los voluntarios sufrió una quemadura media, apenas lo suficiente para una prueba única.

Una de las razones por la que las quemaduras de sol son tan comunes es que para el momento en que se ve la tonalidad rosada y uno empieza a cubrirse, ya se está gestando más daño. A diferencia de una quemadura inmediata al tocar, por ejemplo, una estufa caliente, el dolor de una quemadura de sol se demora mientras el color rojizo se oscurece en las próximas 24 a 48 horas.

Los investigadores del Kings College de Londres rastrearon cómo la piel quemada por el sol de sus voluntarios se hizo más sensible. En el pico de dolor, cortaron un pedazo pequeño de piel dañada para analizar todos los cambios bioquí­micos en el interior y encontraron una proteí­na que es responsable de desencadenar la cascada de dolor y enrojecimiento.

La proteí­na llama a las células inmunes que causan inflamación a la zona dañada mientras las células de la piel quemadas por el sol mueren. Su actividad aumentó más de lo que lo hicieron otras sustancias quí­micas relacionadas con el dolor a medida que la quemadura se agravaba, informaron los investigadores la semana pasada en la publicación Science Translational Medicine.

Se necesitaron más experimentos con ratas para mostrar que la molécula, llamada CXCL5, era la principal culpable, lo que representa un hallazgo que podrí­a conducir al desarrollo de nuevos medicamentos.

De momento, para enfrentar el dolor, se debe tomar ibuprofeno o calmantes similares en las horas siguientes después de que la piel se ha enrojecido, recomienda el doctor Roger Ceilley de la Academia de Dermatologí­a de Estados Unidos. Esas pastillas combaten varios tipos de inflamación. Aunque puede que no bloqueen directamente la proteí­na causante del dolor que descubrieron los investigadores británicos, sí­ actúan sobre otras sustancias quí­micas relacionadas con el dolor, señala.

Pero no se deben utilizar las pastillas antes de tomar el sol, pues se encuentran entre una gran cantidad de medicamentos que pueden hacer que la piel sea más sensible a la luz solar.