Buscan energí­a en el viento


Imagen del Parque Eólico Canela, en la costa del Pací­fico de Chile.

Una docena de proyectos para construir o ampliar parques eólicos en Chile muestran que el viento, que sopla fuerte en la extensa costa sobre el Pací­fico, se transforma en otra fuente de energí­a para este paí­s importador neto de hidrocarburos que necesita diversificar su matriz energética.


Según la Comisión Nacional de Energí­a esos proyectos, algunos ya aprobados y otros en proceso de serlo, están centrados en el área norte del paí­s y en conjunto sumarán más de 800 megawatts de potencia, que serán aportados al sistema de transmisión eléctrica nacional.

Los proyectos buscan aprovechar las capacidades naturales de Chile, que tiene unos 4 mil km de costa y que se fijó como meta lograr a 2010 que un 15% de la capacidad energética local esté basada en fuentes de energí­a no convencionales, como la eólica.

En las regiones de Atacama, Coquimbo y Valparaí­so empresas españolas, británicas y noruegas planean instalar parques de aerogeneradores, altas torres con aspas impulsadas por el viento que transforman esa energí­a en electricidad.

Cerca de Coquimbo, a unos 300 km al norte de Santiago, fue inaugurado en 2007 el parque eólico Canela, el primero en hacer un aporte al Sistema Interconectado Central, del que depende el 90% de la población chilena.

En mayo Endesa Chile aprobó invertir 141 millones de dólares para ampliar Canela de los actuales 18,15 mw a 60 mw. El proyecto está en evaluación.

La compañí­a destinará 2.500 millones de dólares hasta el año 2011 en nuevas centrales eléctricas, entre los que figuran proyectos eólicos y solares.

Norvind, filial de la noruega SN Power, construirá el parque eólico Totoral en Coquimbo con una inversión de 140 millones de dólares, con una potencia de 46 mw y que deberí­a entrar en operaciones en 2009.

La inglesa Seawind ya logró la aprobación de su proyecto Monte Redondo, de 74 mw, también en Coquimbo. Espera además la evaluación del Parque Chome en la sureña región del Biobí­o, de 12 megawatts. Ambos suman una inversión de 170 millones de dólares.

La compañí­a tiene además en carpeta otros dos proyectos.

Chile busca nuevas fuentes de energí­a desde que en 2004 Argentina inició los recortes a sus enví­os de gas natural, con el que antes se producí­a el 40% de su energí­a eléctrica.

Como parte de esos esfuerzos entró en vigor en marzo la Ley de Energí­as Renovables no Convencionales (ERNC) que establece que las empresas comercializadoras deben acreditar anualmente que un 10% de toda la energí­a que venden se obtiene de fuentes renovables o no convencionales.

«El mercado chileno por los altos precios de la energí­a se hace atractivo para proyectos que antes no eran rentables», comentó Lilian Núñez, gerenta comercial de Seawind en Chile.

La experta en energí­a Marí­a Isabel González declaró por su parte que las inversiones en esta área son aportes «que no se pueden desaprovechar», aunque la energí­a eólica «es, por definición, siempre un complemento de otras tecnologí­as».

Chile creará además un centro de difusión e investigación sobre ERNC, que quiere enmarcar en la Unión de Naciones Suramericanas para impulsar la búsqueda y aplicación de estas fuentes alternativas en la región. Aún no hay fechas para ese proyecto.

La autoridad ambiental chilena ya aprobó otros parques eólicos como Altos de Hualpén en la región del Biobí­o y Punta Colorada en Coquimbo, ambos de 20 megawatts, además de la ampliación a 1,7 mw de la pequeña central de Alto Baguales en Aysén, en la Patagonia, la más antigua del paí­s.

En calificación, en tanto, está Laguna Verde, de 24 mw en la costa central, y Talinay en la región de Coquimbo, que busca instalar 500 mw.