Los dos kamikazes que cometieron los sangrientos atentados del martes en Argel fueron identificados, mientras continúa la investigación en busca de cómplices o apoyos y persisten temores de nuevos hechos de violencia.
«Ahora que han conseguido dar un golpe, nos van a dejar tranquilos durante algunos meses o algunas semanas, antes de volver a empezar», opina Mohammed Layachi, de 75 años, conserje de un edificio.
Los argelinos, vencidos por la psicosis de atentado tras los dos ataques suicidas del martes contra el Consejo Constitucional y oficinas de la ONU, se preparan para una «nueva tempestad». «Hay que esperar una nueva tempestad después de la calma», declara el médico Dorra Benyahia.
Desde que la policía tomó el control de las grandes ciudades en 2002, los grupos islamistas armados han acostumbrado a los argelinos a golpear, para luego eclipsarse antes de golpear de nuevo.
«Esta estrategia, inspirada por la doctrina militar del profeta Mahoma, fundada en una alternancia entre ofensiva y repliegue, es el punto fuerte de Al Qaida en el Magreb, pero también se traduce como su debilidad», estimó un experto argelino de terrorismo bajo el anonimato.
Perseguidos por el ejército hasta sus refugios en las montañas de Cabilia (este de Argel), los grupos islamistas, que han perdido en estos últimos meses a varios de sus «emires», no tendrían más la capacidad de llevar a cabo operaciones seguidas, como hacían hasta 2002, según este experto.
Debilitados, a la defensiva, estarían dispuestos a «hacer golpes más mediáticos que militares», según él.
Anne Giudicelli, responsable de Terrorisc, oficina francesa especializada en el terrorismo islamista, estima, por el contrario, que los ataques del martes marcan una escalada en la estrategia islamista.
En una entrevista al Diario de Orán, atribuye a la «escalada (en la que se encontraría Al Qaida en el Magreb) los éxitos contra ella de los servicios de seguridad».
Desde el martes, los servicios de seguridad trabajan en los barrios de tendencia islamista en busca de eventuales complices de los dos kamikazes.
Estos servicios dispondrían de informes de «sospechosos» y de «buscados», entre los que estarían mujeres y jóvenes de 18 a 25 años, «que representen un peligro inminente», afirma el diario árabe Ech-chourouk.
Los dos kamikazes fueron identificados. Se trata de Rabah Bechla, de 64 años, cuyos hijos murieron en la resistencia islamista, y de Larbi Charef, de 30 años, un «arrepentido» que volvió a la lucha armada tras su liberación en 2006.