Buscan ayuda para Afganistán


Unos 80 paí­ses e instituciones participarán mañana, en Parí­s, en una conferencia sobre el desarrollo y la reconstrucción de Afganistán, siempre sometido a la violencia, a la corrupción y al tráfico de droga, casi siete años después de la caí­da del régimen de los talibanes.


El presidente afgano Hamid Karzai presentará un ambicioso plan de desarrollo de 50 mil 100 millones de dólares en cinco años, parte del cual deberí­a hallar los medios de su financiamiento en Parí­s.

El secretario general de las Naciones Unidas Ban Ki-moon y el presidente francés Nicolas Sarkozy co-patrocinan con Karzai esta reunión de una jornada, en la que son esperados representantes de 65 paí­ses, la mayorí­a a nivel ministerial así­ como unas quince instituciones internacionales.

La primera dama estadounidense Laura Bush y la secretaria del departamento de Estado estadounidense, Condoleezza Rice, estarán presentes, así­ como el representante especial de la ONU en Afganistán, Kai Eide.

Los paí­ses fronterizos de Afganistán también estarán en Parí­s, en particular Irán, por su ministro de Relaciones Exteriores, Manuchehr Mottaki, según los organizadores.

Esta conferencia quiere recabaron fondos pero también hacer una reflexión polí­tica sobre la ayuda internacional y los esfuerzos que se le deben pedir al poder afgano.

El ministro francés de Relaciones Exteriores, Bernard Kouchner, estimó a fines de mayo que el enfoque actual no «ha dado totalmente sus frutos» y llamó a una mayor participación de los afganos en la ayuda internacional que se da a su paí­s.

«Se trata de decir que la comunidad internacional sigue estando presente», explicó un diplomático francés. Pero «también hacer un análisis lúcido de lo que se hace, de lo que funciona y lo que no funciona», agregó.

En el plano financiero, Washington estima que las promesas de donaciones serán del orden de los 15 mil millones de dólares. Los diplomáticos franceses no quieren dar cifras, pero esperan que los anuncios cubran más o menos dos años de los cinco previstos por el plan de Karzai.

Según un informe de la Agencia de Coordinación de la Ayuda a Afganistán de fines de marzo, desde 2001, los paí­ses occidentales sólo han entregado 15 mil de los 25 mil millones de dólares prometidos.

Respecto de la ayuda civil, esta conferencia apunta también a cambiar la imagen que crece en numerosos paí­ses occidentales de una guerra lejana que se prolonga y en la que 70 mil soldados extranjeros están participando sin un objetivo claro.

Por su parte, el gobierno afgano deberí­a poner el acento sobre los avances logrados desde hace seis años, sobre todo en materia educativa: 5,7 millones de niños están escolarizados, un tercio de los cuales son niñas, contra un millón y prácticamente ninguna niña en 2001, bajo el régimen de los talibanes.

Sin embargo hay otros signos que son inquietantes.

El Banco Mundial (BM) denunció el martes la debilidad de las instituciones estatales, y llamó a crear un servicio público donde «los funcionarios estén dedicados a servir a la mayorí­a más que a ellos mismos».

Cerca del 93% del opio mundial se produce en Afganistán, según la ONU.

La Organización de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) destacó que la producción agrí­cola afgana sufrirí­a una baja sensible en 2008, haciendo aún más grave la crisis alimentaria en ese paí­s que figura entre los más pobres del mundo.

La conferencia de Parí­s es consecutiva a una reunión de Londres en 2006, en la cual hubo promesas de ayuda por 10 mil millones de dólares y otra en Berlí­n en 2007.

El 24 de abril en Parí­s se celebró una conferencia de organizaciones no gubernamentales y de la sociedad civil afgana, que criticaron la prioridad dada a la opción militar en detrimento de la ayuda civil.

Unos 70 mil militares de dos fuerzas internacionales, una de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) y otra bajo mando estadounidense, están presentes en Afganistán.

En 2007, la violencia causó la muerte de 8 mil personas, mil 500 de ellas civiles. Ese año fue el más sangriento en Afganistán desde 2001, según la ONU.