Ciudadanos bolivianos ligados a sectores civiles opositores de Pando, donde rige un estado de Sitio, comenzaron a organizarse ayer en la ciudad brasileña de Brasilea, adonde llegaron en los últimos días en busca de refugio.
«Hay personas que llegaron a Brasilea desde que se decretó el estado de Sitio en Pando y tienen familiares o amigos donde hospedarse. Pero otras personas no tienen donde dormir, y estamos buscando un techo para ellas», dijo Gerardo Lima, quien se presentó como «dirigente cívico».
En la plaza Hugo Poli de Brasilea, donde se congregaba un centenar de ciudadanos bolivianos, Lima exhibió una lista de personas que debieron conseguir albergue para pasar la noche.
En el grupo de personas que registraban su presencia se destacaba Edgar Balcázar, un ex empleado de la Prefectura de Cobija (la capital de Pando), quien exhibía los hematomas y marcas de la golpiza a la dice haber sido sometido poco después de la muerte de campesinos en la ciudad vecina de Porvenir, el pasado jueves.
«Querían matarme. No eran campesinos, eran guerrilleros, estaban armados y comenzaron a dispararnos. Pero no me mataron y pasé a Brasilea, donde me atendieron en un hospital y donde estoy hospedado en casa de unos amigos», dijo Balcázar.
Por su parte, Alejandro Paruma Escobar agregó que estaba preocupado a pesar de encontrarse sano y salvo en Brasilea.
«Mi esposa es brasileña y se quedó en Cobija, con nuestros hijos, porque me buscaban a mí. Por ahora la impresión que tengo es que ellos están bien, pero si el estado de sitio sigue, como dice el gobierno, por 90 días, entonces los voy a traer a todos al lado brasileño», dijo.
Paruma Escobar, también ex empleado de la Prefectura de Cobija, dijo que «hay muchas personas que cruzaron a Brasil, tanto a la ciudad de Brasilea como a municipios vecinos, y que aún están con mucho miedo. Incluso sabemos que hay gente escondida en los montes próximos a Brasilea».
A una cincuentena de metros de la plaza donde se congregaban los refugiados bolivianos, el Sindicato de Trabajadores Rurales de Brasilea era escenario de un drama similar aunque con distinto idioma: el de los brasileños que abandonaron Cobija por miedo a la violencia.
«En la sede del sindicato estamos viviendo 19 adultos y 15 niños. Todos vivíamos en Cobija, pero no pretendemos volver. Somos todos brasileños, estamos de retorno en nuestro país, pero no tenemos donde ir», dijo María Benedita Abreu, madre de dos niñas.
Cobija fue escenario la semana pasada de saqueos de oficinas públicas y asaltos a la propiedad privada luego de que sectores civiles de derecha masacraron, según el gobierno, a campesinos leales al presidente Evo Morales.
Los choques dejaron un saldo de 18 muertos, la mayoría indígenas. El prefecto (gobernador) de Pando, Leopoldo Fernández, a quien se responsabiliza por la violencia, está confinado en una región del centro de Bolivia.