El enviado especial de la ONU, Ibrahim Gambari, llegará hoy a Birmania con el objetivo de tratar de solucionar por la vía pacífica el conflicto provocado por la cruenta represión de las manifestaciones populares contra el régimen militar.
«Espero que sea una visita muy provechosa y que pueda informar de que hay progresos en todos los frentes», dijo el nigeriano Gambari, cuya llegada a Birmania está prevista a las 09:35.
El emisario precisó que llevará a las autoridades birmanas «un mensaje del secretario general (de la ONU, Ban Ki-moon) que corresponde a la posición del Consejo de Seguridad y la ASEAN (Asociación de Naciones del Sudeste Asiático)».
El programa de la visita de Gambari no ha sido desvelado, pero en anteriores visitas al país, el emisario de la ONU se entrevistó en diferentes ocasiones con el jefe del régimen militar, el general Than Shwe, y una vez con la líder de la oposición y Premio Nobel de la Paz Aung San Suu Kyi, que sigue bajo arresto domiciliario.
Preguntado sobre si tenía previsto reunirse con la opositora al régimen, Gambari aseguró que «espero poder ver a todas las personas que debo». La junta militar dijo que será bien recibido.
El secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, decidió el miércoles enviar un emisario de urgencia ante el deterioro de la situación en Birmania, donde las manifestaciones pacíficas en contra de la junta militar fueron reprimidas violentamente, provocando hasta ahora al menos 13 muertos, entre ellos un periodista japonés.
Pero estas cifras oficiales podrían no corresponder a la realidad, puesto que el primer ministro británico, Gordon Brown, y fuentes diplomáticas occidentales han reconocido que el número de víctimas puede ser «mucho mayor».
Según publicó este sábado el rotativo japonés Yomiuri, el gobierno nipón exigirá a las autoridades birmanas que castiguen a los responsables de la muerte del periodista de esa nacionalidad.
En un hecho insólito, La ASEAN mostró el jueves su indignación por la situación en Birmania, cuando normalmente no se inmiscuye en los asuntos internos de otros países, y «exigió» al gobierno birmano el «cese inmediato de la violencia».
Por otra parte, la oposición anunció que este sábado continuarán las manifestaciones de protesta en todo el país contra la dictadura militar.
«Estamos dispuestos a bajar a las calles de nuevo. Volveremos a hacerlo una y otra vez y tenemos la esperanza de que la protestas se intensifiquen en las próximas horas», dijo un militante opositor.
La primera ciudad del país, Rangún, está tomada por las fuerzas de seguridad y las calles que dan a las principales pagodas están cortadas. Varias divisiones del ejército han sido trasladadas a esta ciudad.
Unos 20 vehículos militares patrullan el barrio donde se encuentra la pagoda Sule, el principal foco de violencia en los últimos días. Las calles están desiertas y los comercios cerrados.
La junta militar volvió el viernes a reprimir la protesta popular, liderada al inicio por los monjes budistas, dispersando las manifestaciones convocadas y cortando el acceso a Internet.