Buenos augurios al presidente de la CSJ


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En medio de tormentosas críticas, algunas justificadas y otras con visible interés sectario o personal; entre el empecinamiento de varios de sus integrantes; la injerencia de grupos extraños o notorios, como los que se atribuye que maneja la vicepresidenta Baldetti, y otros factores negativos más, después de todo lo acontecido en el entorno, aparentemente valió la pena la larga espera y las fastidiosas jornadas de los magistrados de la Corte Suprema de Justicia, porque tengo la impresión de que el jurista José Arturo Sierra González es la persona idónea para desempeñar el cargo de presidente del Organismo Judicial en la actual coyuntura, como lo han reconocido numerosos expertos en Derecho.

Eduardo Villatoro


Pero también coinciden en esa apreciación favorable al nuevo presidente de la CSJ, aficionados a la jurisprudencia y a otras disciplinas científicas, políticas, deportivas y gastronómicas, que en su calidad de representantes de algunos minúsculos grupos sociales, se arrogan la facultad de calificar la habilidad, el talento y la honorabilidad de quienes aspiran a cargos que deben pasar por el tamiz de las comisiones de postulación.

   Asimismo, empero, entre ese heterogéneo colectivo de organizaciones y personas individuales se incluye a estudiosos  analistas que han manifestado su complacencia por el final feliz de los avatares eleccionarios en la cúpula del Organismo Judicial, sin que, hasta el momento, por lo menos en lo que a mí concierne, se haya detectado alguna respetable voz disonante en la elección del magistrado Sierra González, lo que podría significar que se ha superado la crisis temporal en la CSJ y que se cuenta con la plena certeza de que quien encabezará imprescindiblemente la comisión de postulación para Fiscal General y Jefe del Ministerio Público, así como presidirá o delegará esas funciones para candidatos a magistrados de otros órganos de jurisdicción, disfruta del beneplácito de exigentes críticos.

   Se aprecia que el nuevo presidente de la Suprema Corte cuenta con suficiente solvencia académica, profesional, moral, ética y cívica, indispensables para proceder conforme a las ortodoxas reglas atinentes a los procedimientos aplicables en ese enramado de la designación de autoridades competentes en el ramo judicial y conexos, de manera que iniciará sus gestiones con magníficos augurios.

   Se ha dado a conocer detalladamente el amplio, dilatado y profuso currículo de quien desde el pasado miércoles representa al pleno de la Corte Suprema de Justicia y que dirige los destinos del OJ, aunque de todas formas vale la pena destacar su amplio y extenso historial profesional, el grado de confianza que despierta, no sólo por sus conocimientos sino por la alta confiabilidad de su honestidad, que hasta donde las circunstancias propias de la idiosincrasia guatemalteca lo permiten, constituye una especie de blindaje que defienda y rechace en las comisiones de postulación la presencia e intromisión de grupos o poderes paralelos que pretenden controlar todas las instancias y escalas de operación y administración de justicia.

   (En su momento escribí artículos sobre la grandeza moral, espiritual y política de Nelson Mandela, cuyo fallecimiento nos entristece profundamente, aunque ha dejado de sufrir, dejando un hermoso e histórico legado a la Humanidad por su gigantesca y fecunda labor de estadista que privilegió y enalteció la libertad, el perdón y la reconciliación, antes que aferrarse al poder).