Buena percepción


Editorial_LH

Hoy, al cumplirse los primeros cien días del gobierno de Otto Pérez Molina, Prensa Libre publicó una encuesta para medir la valoración que el guatemalteco le da al nuevo régimen y las cifras resultan sumamente alentadoras para el equipo de gobierno porque más del 80 por ciento de los encuestados aprobaron la gestión realizada y mantienen optimismo respecto al futuro. En general, puede decirse que esa encuesta guarda relación con lo que todos percibimos en el ánimo de la gente que, para empezar, el Presidente se preocupa por el país y trabaja, cosa que nunca se sintió con el anterior gobernante que estaba al servicio de su mujer y no de los guatemaltecos.


Las diferencias resultan tan grandes que permiten a la población hacer comparaciones que se traducen en esas buenas calificaciones. De ahí que el presidente Pérez deba tener especial cuidado de no hacer ninguna de las cosas que caracterizaron a su antecesor porque si algo le beneficia es esa enorme distancia que ha marcado respecto al paniaguado papel del anterior Presidente.
 
 Es evidente que para los guatemaltecos el tema principal sigue siendo el de la seguridad y que perciben mejores intenciones y más acciones concretas de este gobierno, lo que eleva su buena calificación. La transparencia no parece estar en la mira de la opinión pública, quizás porque ya nos hemos dado por vencidos al ver que poco se puede hacer para combatir la corrupción y finalmente parecemos condenados a sobrevivir con las migajas que van quedando luego del lucrativo reparto de pastel que se hacen entre los contratistas que inflan precios y los funcionarios que los aceptan.
 
 Creemos que el Gobierno tiene que aprovechar este buen momento de opinión pública para profundizar en sus procesos de cambio y así mantener las buenas percepciones de la población. Hay expectativas y se reconoce que Pérez Molina es más hombre de Estado que muchos de los gobernantes que hemos tenido, lo cual se entiende en el sentido de que es un político con “costumbre de poder” que conoció íntimamente los vericuetos de su ejercicio cuando fue un poderoso Jefe de Estado Mayor Presidencial en el gobierno de Ramiro de León Carpio.
 
 Su dedicación al trabajo es premiada con una buena calificación, lo mismo que ocurre con su Vicepresidenta quien pese a los insistentes ataques en su contra, sobre todo en esa insistencia de compararla con la esposa de Colom, obtiene también una buena calificación a pesar de los medios.
 
 Las percepciones son, sin embargo, volátiles y hay que cimentarlas con acciones y resultados que mantengan la satisfacción de la gente.

Minutero:
Cien días han bastado
para hacer comparación; 
por ello el resultado 
disparó la medición