Buchehr, la primera central nuclear iraní­ que recibe suministro ruso



La central nuclear de Buchehr, en el sur de Irán, a la cual Rusia comenzó a entregar combustible, es la primera de la República islámica.

Contrariamente a la instalación de enriquecimiento de uranio de Natanz, o a la futura central nuclear de agua pesada de Arak, la de Buchehr no es considerada a priori como un factor de proliferación.

Rusia concluyó un acuerdo con Irán especificando que el combustible ruso destinado a la alimentación de esta central será enviado de regreso a ese paí­s después de que haya sido utilizado.

Esta central, situada en las orillas del Golfo, cerca del puerto de Buchehr, debí­a recibir un pedido ordenado a la empresa alemana Siemens antes de la revolución de 1979, por dos reactores de 1.200 megavatios cada uno.

La construcción fue abandonada después de la revolución, no sólo debido a la volátil situación que existí­a en Irán, sino a causa de la guerra Irak-Irán (1980-1988).

Alemania se negó a reanudar las obras en 1992, fundamentalmente a causa de la presión estadounidense, invocando los riesgos de proliferación de tecnologí­a nuclear sensible.

Rusia ocupó su lugar, concluyendo un acuerdo de cooperación en materia nuclear civil en 1993, antes de firmar un contrato para reanudar la construcción de esta central en enero de 1995, por un costo de 1.000 millones de dólares.

Más tarde, el proyecto fue revisado a un costo menor, con un reactor de agua presurizada que funcionaba con uranio poco enriquecido, de una potencia de 1.000 megavatios.

Este proyecto, cuya realización inicialmente llevará entre cuatro y cinco años, según los expertos rusos, se prolongó indefinidamente. Además de la dificultad de adaptar los equipos rusos a los provenientes de Alemania, los dos socios también encontraron obstáculos financieros y polí­ticos.

Según expertos y diplomáticos occidentales, Rusia postergaba el fin de la construcción para obligar a Irán a una mayor transparencia en su polémico programa nuclear.

Las autoridades rusas anunciaron que la entrega del combustible tendrí­a lugar seis meses antes de que comenzara a funcionar el reactor.

La central es construida por más de mil ingenieros y obreros rusos, que viven en esa zona, en una aldea cercana reservada especialmente para ellos.