El primer ministro británico, Gordon Brown, dimitió este martes y allanó el camino para un gobierno liderado por el joven conservador David Cameron, tras cinco días de incertidumbre debido a la elección del primer parlamento sin mayoría absoluta en 36 años.
Brown hizo este anuncio cuando todo apunta a que el partido de Cameron, ganador de las elecciones pero sin el número de diputados suficiente para gobernar, está a punto de llegar a un acuerdo con los liberal demócratas de Nick Clegg, tercera fuerza en el parlamento.
«Si la Reina acepta, le aconsejaré que invite al líder de la oposición a que busque formar gobierno», agregó sin citar el nombre de Cameron en su última declaración solemne frente al número 10 nio de 2007, cuando heredó el cargo de Tony Blair, tras haber sido durante 10 años su ministro de Finanzas.
«Deseo buena suerte al próximo primer ministro cuando deber tomar importantes decisiones para el futuro», agregó.
«Y en momentos en que abandono el segundo trabajo más importante que jamás he tenido, aprecio todavía más el primero, como esposo y padre. Gracias y adiós», concluyó visiblemente emocionado ante la mirada de su esposa, a la que luego se unieron sus hijos John y Fraser.
Brown también anunció que su dimisión como líder del partido laborista, anunciada la víspera era «efectiva inmediatamente».
Posteriormente fue a entregar su dimisión a la Reina a Buckingham Palace, donde permaneció unos 15 minutos. David Cameron llegó un rato después para convertirse en primer ministro, el más joven en casi dos siglos.
El anuncio se produce tras la ruptura de las conversaciones lanzadas oficialmente el lunes entre los laboristas y los liberal demócratas, que abre la vía a un pacto de los liberal demócratas con los conservadores, ganadores de las elecciones generales del jueves pero sin lograr la mayoría absoluta.
Según la cadena Sky News, Vince Cable, el veterano portavoz de Finanzas liberal demócrata, dijo que su formación estaba «muy, muy cerca» de un acuerdo con los «Tories».
Los equipos negociadores de Cameron y Clegg estuvieron reunidos durante unas cinco horas este martes por la tarde, después de una infructuosa reunión matutina entre liberal demócratas y laboristas.
En caso de acuerdo, éste deberá todavía ser aprobado por los diputados y el ejecutivo del partido liberal demócrata, en ambos casos con una mayoría del 75%. Ambos cuerpos deben reunirse a las 19H30 GMT.
Cameron había presionado esta mañana a Nick Clegg para que tomara una decisión sobre las ofertas que tenían sobre la mesa.
«He hecho una oferta muy completa, muy abierta y muy razonable a los liberal demócratas», dijo dando a entender que no iba a hacer más concesiones.
«Creo que ha llegado la hora de la decisión (…) y espero que tomen la decisión correcta», agregó.
Clegg, que aceptó entablar el viernes un diálogo con los conservadores, declaró por su parte que las negociaciones se hallaban en su «fase final».
Las dos partes acordaron previamente que cualquier acuerdo tendría como «eje central» la estabilidad económica y la reducción del déficit británico, que ronda el 12% del PIB, contra 3% antes de la crisis.
A pesar de las grandes diferencias existentes entre sus programas, principalmente en temas como Europa, la defensa o la inmigración, la aritmética favorecía un pacto de los liberal demócratas con los conservadores, que obtuvieron 306 escaños –20 menos que la mayoría absoluta–, porque juntos dispondrían de un grupo mayoritario en el parlamento.
Entre los candidatos para sustituir a Brown y que baraja la prensa figuran dos hermanos: el titular de Exteriores, David Miliband, y el ministro del Medio Ambiente, Ed Miliband. El primero tiene en contra el que hubiese vacilado en 2008 y 2009 en lanzar un abierto desafío a Brown, como le animaban a hacer algunos laboristas, mientras que el segundo hasta ahora no ha expresado su interés en esta lucha.
Otro de las candidatos más fuertes es, según la prensa, Ed Balls, asesor e íntimo de Brown, pero al que se le atribuye un carácter desabrido que no le hace popular entre muchos de sus correligionarios. Está también Harriet Harman, que asumiría el cargo al menos mientras se elige a un nuevo líder y que también puede optar por lanzarse también a la palestra. Y por fin, el actual ministro del Interior, el veterano Alan Johnson, un político que puede ser una figura de conciliación dentro de un partido que, tras 13 años en el poder, aparece hoy dividido.
El proceso de formar un nuevo gobierno en el Reino Unido tras las elecciones del pasado jueves podría ser resuelto dentro de las próximas 24 horas.
Según un alto miembro del Partido Liberal Demócrata, que salió tercero en los comicios detrás de los conservadores (centro-derecha) y el laborismo (centro-izquierda, en el gobierno), llegó el momento de tomar decisiones.
La determinación la debe tomar Nick Clegg -el líder liberal demócrata-, quien dijo estar ansioso por resolver la situación de incertidumbre política en el país.
El partido ha mantenido conversaciones con los conservadores y con los laboristas para escoger con quién formar una coalición para gobernar. «Habrá una decisión lo más pronto posible», aseguró Clegg.
El primer ministro Gordon Brown, cuya permanencia en el poder era interpretada como un obstáculo para llegar a un acuerdo con los liberales demócratas, anunció que dimitirá como líder de su partido en septiembre.
Con todo, será una decisión agonizante, aseguró Nick Robinson, analista político. El futuro del Partido Liberal Demócrata -hasta ahora un actor secundario en la política británica- está en manos de los 57 parlamentarios electos, incluido Clegg.
Optar por los conservadores para formar la coalición enfurecería a gran parte de los activistas de la agrupación, pero escoger a los laboristas también decepcionaría a muchos de sus simpatizantes.