El primer ministro británico, Gordon Brown, intenta recuperar su autoridad tras haber dado un giro de 180 grados al aceptar concesiones fiscales para desactivar una sublevación en las filas laboristas, a una semana de elecciones locales que serán su primera prueba en las urnas.
«La humillación del primer ministro», tituló hoy el diario The Times (conservador), después de que Brown diera marcha atrás en un plan para subir los impuestos a los contribuyentes con salarios más bajos.
El jefe del Ejecutivo británico ha llamado a los laboristas a cerrar filas, tras desactivar la primera rebelión parlamentaria en sus filas desde que llegó al poder en junio de 2007, en remplazo de Tony Blair.
Para neutralizar una sublevación contra su reforma fiscal, Brown anunció ayer que adoptaría medidas de ayudas fiscales evitar que la supresión de la escala más baja del impuesto sobre la renta (10%) perjudique a los británicos con menos recursos, que afrontan además la carestía de alimentos, petróleo, gas y a la crisis de crédito.
La revuelta laborista, provocada por esa medida fiscal, que afecta a más de cinco millones de contribuyentes en la escala salarial más baja, amenazaba estallar en un voto en el Parlamento el lunes próximo, a sólo tres días de las elecciones municipales y de la crucial batalla por la alcaldía de Londres, el 1 de mayo.
Brown aseguró que su cambio de posición no se debe a presiones en las filas laboristas.
«No creo que haya sido empujado» a tomar esta decisión. «Lo que he hecho es escuchar y tomar la decisión correcta a largo plazo», declaró el jefe de Gobierno.
El Partido Laborista teme pagar caro el deterioro en el poder adquisitivo de los británicos y tenía miedo que esa reforma fiscal reforzaría un voto de castigo en las elecciones locales.
Por eso, el anuncio de Brown de esas medidas de ayudas fiscales, que además prometió entrarán en vigor de forma retroactiva al inicio del actual año fiscal, fue recibido con alegría y alivio por los diputados laboristas, que retiraron su moción.
El partido conservador se burló de Brown, que siempre había asegurado que no cedería. «Las concesiones fiscales son una evidencia de su pánico», afirmó el líder tory, David Cameron.
La «indecisión» y «debilidad» de Brown les costará votos a los laboristas en estas elecciones locales en Inglaterra y Gales, opinó un Lord laborista, el Barón Desai, que tiene un escaño en la Cámara de los Lores y que es profesor de la London School of Economics.
Los «laboristas están en muy mala posición» y «les será muy difícil» ganar las próximas elecciones generales, dijo Desai.
«Es difícil pensar en un peor contexto electoral que el actual», dijo el analista político Tony Travers, que cree que el electorado castigará a los laboristas.
Según una encuesta realizada esta semana para el diario The Guardian, un 34% de los electores apoya a los laboristas, contra un 39% para los conservadores y un 19% para los Liberal Demócratas.
Ese sondeo alentó sin embargo al partido en el poder, al reflejar que están reduciendo la ventaja que les llevan los conservadores.
Si los laboristas obtienen resultados muy malos en estas elecciones, en las que unos 13 mil candidatos se disputan más de 4 mil escaños en 159 concejos municipales – ello podría ser el principio del fin para Gordon Brown, según los analistas.
«Si se pierde la base local del gobierno, eso perjudica en las elecciones nacionales», explicó el profesor Philip Cowley, de la Universidad de Nottingham.