Brote de sarampión crece en Inglaterra


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Hace más de una década, los padres británicos se negaron a vacunar contra el sarampión a cuando menos un millón de niños por temor a que les produjera autismo. Ahora, las autoridades de Salud están luchando por combatir una creciente epidemia de esta enfermedad infecto-contagiosa.

Por MARIA CHENG LONDRES / Agencia AP

Este año, el Reino Unido ha tenido más de 1.200 casos de sarampión, después de un brote récord de cerca de 2 mil casos el año pasado. El país, que alguna vez sólo tuvo decenas de casos cada año, ocupa en la actualidad el segundo lugar en Europa, sólo por detrás de Rumania.

El mes pasado, se realizaron clínicas de vacunación de emergencia cada fin de semana en Gales, el epicentro del brote. También se han realizado campañas de inmunización en otras partes del país, y las autoridades de salud se han planteado el objetivo de llegar a 1 millón de niños de 10 a 16 años.

«Este es el legado de la amenaza de Wakefield», dijo el doctor David Elliman, portavoz del Colegio Real de Pediatría y Salud Infantil, refiriéndose a un artículo publicado en 1998 por Andrew Wakefield y sus colegas.

Este trabajo sugirió un vínculo entre el autismo y la vacuna infantil triple, contra el sarampión, las paperas y la rubéola. Varios estudios científicos no encontraron relación alguna, la teoría fue rechazada por al menos una docena de los principales grupos médicos del Reino Unido y el artículo fue finalmente retirado de la revista que lo publicó.
 
Asimismo, Wakefield perdió el derecho a ejercer la medicina en el Reino Unido cuando el principal órgano regulador de la medicina en el determinó que él y dos de sus colegas mostraron una «insensata falta de interés» por los niños que participaron en el estudio. Wakefield tomó muestras de sangre de niños en la fiesta de cumpleaños de su hijo y pagó unas 5 libras a cada uno (7,60 dólares) por la muestra. Más tarde, bromeó sobre el incidente.

Sin embargo, las tasas de la vacuna triple se desplomaron en el Reino Unido porque los padres temerosos abandonaron la vacuna, con lo cual pasaron de más de 90% a 54%. Wakefield ha conseguido el apoyo de padres que desconfían de las vacunas, incluyendo a celebridades de Hollywood como Jenny McCarthy, quien tiene un hijo autista.