Una coalición de los principales proveedores de internet dijo el martes que comenzará a obligar a sus clientes a elegir si desean tener acceso a la pornografía y otros temas de dudoso gusto en lugar de simplemente ofrecer a los consumidores la posibilidad de bloquear esas páginas.
Los partidarios de la medida sostienen que obligará a las familias a pensar lo que ven hijos en la internet, aunque los activistas de los derechos civiles temen que los adultos podrían verse envueltos –y potencialmente acostumbrarse– a la censura cibernética.
«La elección debe ser presentada como una alternativa de control paterno», dijo Jim Killock, director gerente de la entidad Britain’s Open Rights Group. «Los adultos no deberían ser obligados a elegir el contenido de lo que quizá les gustaría ver, o lo que quizá necesiten ver en el futuro».
Al igual que en otros países, los proveedores británicos de material por internet han ofrecido desde hace tiempo a sus clientes la posibilidad de bloquear ciertas páginas para proteger a los niños de materias objetables –no solamente pornografía y juego sino páginas que promueven dietas nocivas, autolesiones o suicidio–.
Empero, una orden gubernamental para revisar la sexualización de los menores, publicada en junio, recomienda que los padres sean obligados a elegir explícitamente si bloquean la pornografía. Su autor, el activista Reg Bailey, señaló a la televisión BBC que el problema de los controles paternos existentes es que «la posición por omisión es que están apagados».
Obligar a elegir es una forma de forzar a los padres a plantearse la pregunta «Â¿quieren realmente tener acceso a material para adultos en la internet a través de este aparato?»
«Ello convence a los padres en muchos casos a mantener una conversación con sus hijos y jóvenes sobre si es algo bueno o malo», comentó Bailey a la BBC.
Killock explicó que no le molestan controles paternos más rígidos, siempre y cuando se limiten a eso. El peligro, agregó, es que obligar a los consumidores adultos a indicar explícitamente si desean tener acceso a la pornografía u otros materiales podría intimidar a algunos a aceptar una forma de censura.