Brecha de rendimiento escolar II de II


Continuando con el tema de la semana pasada, reflexionamos sobre los puntos restantes que tienen que ver con las brechas de rendimiento escolar.

Raymond J. Wennier

Séptimo: Asistencia de maestros. Cuando vine a Guatemala, me dijeron en las aldeas en las que me tocó trabajar, que los maestros, por lo general, no llegaban los lunes sino hasta el martes para iniciar la semana escolar, misma que terminaba el jueves pues el viernes los maestros regresaban a la cabecera departamental. He platicado con maestros y me dicen que la costumbre perdura en muchos lugares. Hace dos años, un estudiante en un instituto me dijo que el profesor no llegaba muchas veces el dí­a lunes. Imagino que ésta es una práctica no muy controlada en aquellos establecimientos que no se preocupan por dar una educación de excelencia. Octavo: Número de alumnos por aula. Con la puesta en práctica de la gratuidad en educación en las escuelas públicas, el tema del número de alumnos por aula, es vital. Si queremos que los maestros apliquen metodologí­as diferentes a las tradicionales memorí­sticas, ¿cómo pueden hacerlo cuando tienen que atender decenas de alumnos en sus aulas? ¿Cuántos maestros atienden multigrado o un solo grado en Guatemala? Noveno: Tecnologí­a. Todas las escuelas deben tener la misma oportunidad de acceso a la tecnologí­a sin importar dónde se encuentran; si no, ya de hecho hay una brecha y habrá entonces una más profunda que separe el rendimiento escolar entre unas y otras escuelas. Décimo: Miedo, falta de seguridad. Las maras y otros grupos delincuenciales, están creando un clima de miedo, de terror, en ciertos sectores escolares lo que sin duda afecta el rendimiento escolar de los niños y jóvenes que se ven sometidos a esta situación. Pero no sólo los mareros sino algunos de los mismos alumnos se vuelven «bullies» de la clase. Recientemente supe que en algunos colegios privados han sucedido incidentes producidos por «bullies». Sorprende saber de niños de 6 años de edad que obligan a sus compañeros a comer lombrices de tierra y cochinitos y que les meten la cabeza en el inodoro. Lo tremendamente trágico es que los niños que lo saben, no se atreven a denunciarlos y no ayudan a las ví­ctimas porque tienen miedo de esos «bullies». Hemos sabido de casos donde maestros y directores están enterados del «bullying» y no intervienen con los alumnos para enfrentar el problema, mucho menos hacerlo con los padres de familia. Sabemos de papás que han preferido cambiar a sus hijos de colegio porque no han encontrado apoyo. Además, usan computadoras, internet, para acosar, insultar, subir fotografí­as comprometedoras de compañeros. El domingo 24 de enero, FOX News habló sobre las demandas en California por «Cyber bullying» entre alumnos de sexto a octavo grados; estamos hablando de niños entre los 12 y los 14 años de edad. Todo lo anterior nos hace preguntarnos si no estamos ante un cambio de cultura familiar que refleja la cultura de la sociedad que se ha vuelto violenta cuando los papás dicen a sus hijos «peguen primero» como forma de protegerse, o es un reflejo de la violencia intrafamiliar producida por el estrés de ver y vivir la violencia en forma cotidiana. ¿Qué razones tienen los adultos responsables para no enfrentar el problema? ¿Amenazas, de quién, de qué? ¿Qué pasa con el principio de autoridad? Indudablemente esta situación afecta el rendimiento escolar, las calificaciones, lo que luego se refleja en los resultados de un examen estandarizado. Este estrés dentro y fuera de la escuela, puede causar una situación donde se produzca una brecha de rendimiento porque no estoy en la misma condición de un estudiante que vive en otra parte de la ciudad que no tiene que preocuparse por tener miedo a un ataque de mareros o de ser extorsionado dentro de la escuela por un emisario de estos grupos. Si soy estudiante de secundaria y pretendo entrar a la universidad y cuando tomo el examen de admisión fracaso, ¿quién tiene la culpa de mi brecha de rendimiento?

¿Cuál de todos estos factores es el más importante para tomar en cuenta cuando hablamos de las brechas de rendimiento escolar? ¿Los factores fuera de la escuela, los que sucedieron antes de entrar a ella o los que pasan ya dentro? ¿Aquellos que los maestros y directores ignoran o no quieren ver? ¿Cuál o cuáles tienen mayor o menor efecto en el rendimiento de los estudiantes? Cuando hablamos de formar al niño completo, ¿qué significa decir que hay que tomar en cuenta su inteligencia emocional? ¿Qué significa conocer a nuestros alumnos, sus estilos de aprendizaje? ¿Qué significa y cómo se trabaja con más de 50 niños o jóvenes en aula? Cuando no hay dinero ni materiales educativos, ¿cómo podemos atender a los alumnos en forma multisensorial? ¿Cómo podemos cerrar las brechas de rendimiento escolar y evitar que continúen siendo una estadí­stica negativa en los resultados de un examen estandarizado?