Brasil-Holanda, de duelo de realeza a uno de clase media


El entrenador de Brasil, Dunga. AFP PHOTO / FABRICE COFFRINI

Brasil y Holanda, un duelo de realeza de antaño con Rivelino y Jairzinho contra Johan Cruyff y Johan Neeskens, tendrá una versión de clase media entre dos equipos que piensan en el resultado por encima del fútbol espectáculo que los ha caracterizado históricamente.


Bert Van Marwijk, entrenador holandés. AFP PHOTO / THOMAS COEX

La Auriverde y la Oranje, dos candidatos directos al tí­tulo que se han enfrentado tres veces en Copa del Mundo, siempre en instancias decisivas, una vez más se disputan un boleto a semifinales, en esta oportunidad el viernes en Port Elizabeth, por el Mundial de Sudáfrica-2010 (14h00 GMT).

Si bien el once de Dunga y el de Bert van Marwijk han avanzado hasta los cuartos de final con paso firme, en el caso de los holandeses con pleno de triunfos (4) y en el de los brasileños de forma invicta (3 victorias y 1 empate), la cuenta pendiente sigue siendo el «jogo bonito» o «fútbol total».

«Mis jugadores deben comprender que lo más importante es la victoria», disparó Van Marwijk el domingo, la ví­spera del choque de cuartos ante Eslovaquia (2-1).

«La gente espera que aseguremos el espectáculo. Pero eso era antes, porque nuestra prioridad en Sudáfrica es el resultado», lo respaldó el lunes Arjen Robben, el hombre mágico de la Oranje dispuesto a ponerse el traje de obrero.

A su vez, en los vestuarios de Brasil también lo pensaban.

«A todos nos hubiera gustado hacer más goles, pero lo importante hoy ha sido ganar», advirtió Dunga al término del primer partido de Brasil con triunfo ajustado y laborioso ante la modesta Corea del Norte (2-1). Era su aviso de que el «jogo bonito» era cuestión de antaño, ahora habí­a que ser terrenales.

La prensa brasileña no lo soporta de buen modo. «Â¿Dónde está el talento?», tituló el diario deportivo Lance tras el amargo 0-0 ante Portugal, con que Brasil ganó el «grupo de la muerte», cumpliendo «el primer objetivo» de Dunga.

«Sin Kaká y Robinho, la selección siente la falta de talento», acotó el diario. Como O Estado de Sao Paulo, para el que hubo «fútbol mediocre en el empate con Portugal».

Ayer, Brasil goleó 3-0 a Chile, con el regreso de Kaká y Robinho, con fútbol efectivo pero no brillante. «Este esfuerzo que ha visto es el resultado de tres años de trabajo», reiteró Dunga, primer combatiente en su época de jugador, extendiendo su filosofí­a de sentir el fútbol a la Seleí§ao.

Por eso, pese a que en Port Elizabeth el viernes habrá un menú de lujo con jugadores galácticos de ambos lados, con Luis Fabiano, Maicon y Julio César por un lado enfrentando a Wesley Sneijder, Robin va Persie o Dirk Kuyt por el otro, no se asegura un plato gourmet.

Los cuidados tácticos serán extremos, para desgracia del espectáculo.

«El equipo holandés es excelente, altamente cualificado, es un equipo fuerte, resistente, por lo general los holandeses son así­», dijo Dunga. «Tenemos que estar muy cautelosos con los jugadores de Holanda», advirtió, en lo que podrí­a haber sido una declaración idéntica de van Marwijk avisando sobre Brasil.

Por ello, el duelo de realeza que definió un pasaje a la final de Alemania 1974 en la última fecha de la segunda ronda, ganado por Holanda 2-0 con dianas de Johan Neeskens y Cruyff cuando nací­a el «fútbol total» frente al «jogo bonito» que bajaba de su cumbre de México-1970, tendrá una versión clase media.

Ni siquiera tampoco como el de Estados Unidos-1994, cuando los de Romario y Bebeto se mataron a goles 3-2 en cuartos de final ante el equipo ofensivo de Dick Advocaat que asustaba con Dennis Bergkamp, Ronald Koeman y Frank Rijkaard.

Tal vez sea más parecido al del 7 de julio de 1998 en Marsella, cuando Brasil y Holanda empataron 1-1 en semifiales de Francia-1998 y la auriverde ganó 4-2 por penales, con el último marcado por… Dunga.

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