A cinco días de su estreno en el Mundial de Sudáfrica-2010, la selección brasileña respiró aliviada de su principal preocupación con la vuelta en buen nivel a la práctica con el balón de su portero titular Julio César, en un trabajo técnico de exigencia.
El timonel auriverde Dunga dispuso una práctica exigente en la que la novedad fue la participación activa de Julio César, quien se recupera de una lesión en su espalda y exhibió un buen desempeño que hace prever su presencia el 15 de junio ante Corea del Norte (Grupo G).
En una tarde fría en el Randburg Highschool de Randburgo (norte de Johannesburgo) Dunga dejó esta vez de lado el choque colectivo entre titulares y suplentes para apelar al trabajo técnico durante más de 45 minutos, luego de una etapa de estiramientos, ejercicios aeróbicos y calentamiento con balón.
Julio César, que hasta este miércoles no había participado activamente de las prácticas, realizaba trabajo diferenciado apartado del plantel para recuperarle de una lesión en su espalda que le obligó a salir en el primer tiempo del amistoso que Brasil ganó 3-0 ante Zimbabue, la semana pasada en Harare.
En la mañana del jueves, el portero del Inter de Milán, pieza clave de Brasil, participó de los movimientos tácticos a puertas cerradas y según algunos periodistas que lograron acceder, salió del campo tomándose la espalda con evidente molestias.
Sin embargo, en la tarde Julio César demostró buen humor y participó a la par de sus compañeros en la práctica, exigiéndose en los trabajos, además de demostrar su buen nivel.
Julio César no había viajado con el grupo a Dar Es Salaam, donde Brasil tuvo el lunes su último fogueo premundialista con amistoso que ganó 5-1 ante Tanzania.
Brasil integra el grupo G con Corea del Norte, Costa de Marfil y Portugal.
La labor de la tarde en Johannesburgo se realizó en campo reducido, de un arco hasta tres cuartos del mediocampo y delimitado por una línea que se extendía desde la lateral del área, para hacer más intenso el despliegue.
Sin parar, los jugadores estuvieron divididos en cuatro grupos de cinco con chalecos diferentes: dos actuaban en el «minicampo» atacándose sin césar y los otros dos se plantaban sobre la línea de fondo y la lateral del área como pivots, para evitar la salida del balón y abrir juego.
El despliegue fue movido con los porteros reponiendo rápido, para el avance al arco rival con sucesivos toques ante la marca agresiva de los cinco opuestos y buscar definir desde donde se pudiera, principalmente llegando al área.
Entre los destaques estuvo el punta Robinho -autor de dos goles ante Tanzania-, el lateral Daniel Alves, el ariete Luis Fabiano y por momentos Kaká y Julio Baptista.
En la mañana Brasil había realizado un entrenamiento táctico que inició con el plantel dividido en dos sectores, para ejercitar el posicionamiento de los defensas.
Luego siguió otra labor para ajustar el despliegue ofensivo y terminó con un choque colectivo, con énfasis en la marcación ante la salida del balón, además de detenerse el juego para repetir centros con balón parado desde las bandas.