Brasil no huirá de la responsabilidad


Brasil no huirá de la responsabilidad de debatir metas para la reducción de sus emisiones de gases con efecto invernadero en la cumbre del Clima de Copenhague en diciembre, anunció el presidente Luiz Inácio Lula da Silva.


«Tenemos la obligación moral de disminuir la deforestación en la Amazonia», comenzó afirmando el mandatario.

«Brasil está dispuesto a discutir metas y compromisos; no huiremos de la responsabilidad de discutir metas» de reducción de emisiones en la conferencia mundial sobre el clima convocada por la ONU en Dinamarca para cerrar un compromiso global para la lucha contra el cambio climático, dijo además.

Brasil es uno de los actores clave en ese debate, ya que se le considera el cuarto mayor emisor de gases con efecto invernadero del mundo, principalmente debido a la deforestación de la Amazonia, la mayor selva tropical del planeta que cuando es devastada reduce la fijación de CO2, que vuelve a la atmósfera.

Hasta la fecha, el paí­s sudamericano no quiso asumir metas de reducción de emisiones en un nuevo acuerdo internacional sobre el clima, bajo la premisa de que el acuerdo vigente de Kyoto comprometí­a solo a los paí­ses industrializados. Ahora Brasil supedita metas a un compromiso de los paí­ses ricos.

«Queremos que cada paí­s asuma responsabilidad por los daños que causa al planeta» y «si no se da ese compromiso entre las metas de preservación de nuestros bosques (en los paí­ses en desarrollo) y la disminución de (emisión de gases) de los paí­ses ricos, será una discusión falsa en la que solamente los pobres pagarán», afirmó el mandatario.

Lula dijo aprobar que se cree un fondo para ayudar a los paí­ses pobres a combatir la deforestación, pero no en detrimento de una meta ambiciosa de reducción de emisiones de las naciones industrializadas.

En definitiva, según Lula, «nadie puede exigir que China tenga la misma responsabilidad que Estados Unidos, o que Brasil tenga la misma responsabilidad que Inglaterra o Francia» porque los segundos emiten gases contaminantes «desde hace mucho tiempo».

«Nuestra idea es que podamos construir un acuerdo entre la posición brasileña, europea, de Estados Unidos, para ver si podemos dar un paso adelante con respecto a Kyoto, que no fue firmado por los estadounidenses», continuó el mandatario.

Lula indicó que la posición brasileña, con el volumen de emisiones que podrí­a comprometerse a recortar, será definida a inicios de noviembre.

Brasil asumió por primera vez una meta al final del año pasado, aunque voluntaria e interna, de reducir el ritmo de la deforestación amazónica en 70% hasta 2018 sobre los últimos 10 años.

«Serán 4.800 millones de toneladas de CO2 menos (emitidas a la atmósfera) por deforestación evitada, más de lo que los paí­ses ricos se comprometieron en Kyoto», afirmó el ministro de Medio Ambiente, Carlos Minc.

La selva amazónica perdió casi 13 mil km2 en 2008 por el avance de la ganaderí­a, los cultivos y las madereras ilegales; Brasil pretende presentar este año cifras de 9 mil km2 menos de selva, que serí­a la menor superficie de los últimos 20 años, aseguró Minc.

Esa superficie, no obstante, es equivalente al territorio de Puerto Rico y apenas menor al de Jamaica.

El ministro anunció entonces que su paí­s llegará a Copenhague «con una meta precisa» de reducción de emisiones, principalmente de la deforestación. Posteriormente, el canciller brasileño Celso Amorim dijo en televisión: «Queremos mostrar que somos capaces de llegar a un resultado ambicioso y que Brasil contribuirá a ese resultado ambicioso».