La selección brasileña goleó el miércoles por 0-3 a Zimbabue gracias a tres fogonazos aislados, pero su juego pobre dejó muchas dudas a dos semanas de su debut en el Mundial de Sudáfrica.
Michel Bastos (m.40), de falta, Robinho (m.43) y Elano (m.55), tras una gran jugada de Daniel Alves, sellaron la primera victoria de la canarinha ante esta selección que ocupa el puesto 110 en la clasificación de la FIFA, en un amistoso jugado en Harare, capital de Zimbabue.
Esas tres jugadas aisladas salvaron a un Brasil apagado y con poca mordiente durante los 90 minutos, en los que se echaron en falta alternativas a Kaká y Luis Fabiano, sus dos principales hombres, que hoy tuvieron actuaciones muy discretas.
Para este primer partido de fogueo, el seleccionador Dunga alineó el once de gala, con la única salvedad del defensa Thiago Silva en el lugar de Juan.
En la primera parte, los brasileños ofrecieron una imagen muy gris, cometieron muchos errores en los pases, carecieron de movilidad y de capacidad para adentrarse entre las líneas zimbabuanas.
Fue precisamente la selección local la que jugó con más desenvoltura y la única que creó peligro, ante un Brasil aturdido que no encontraba el ritmo.
En uno de los primeros ataques con peligro del combinado africano, el portero Julio César sufrió un golpe, por lo que Dunga lo cambió de inmediato para preservarlo de cara al Mundial.
Los reflejos del arquero Gomes y el poste evitaron que se reflejase en el marcador la superioridad de los africanos en la primera media hora del partido.
Al final de la primera parte, el lateral Michel Bastos abrió el marcador con un zurdazo en un tiro de falta y, a continuación, Robinho amplió la ventaja con un remate sutil al primer toque, aprovechando un centro de Maicon y la permisividad de la defensa rival.
Con la rueda de cambios de la segunda parte mejoró la cara de Brasil que, si bien no apabulló a sus adversarios, por lo menos comenzó a tocar la bola con más tranquilidad y eficiencia.
El tercero de los brasileños llegó en la mejor jugada de Brasil en todo el partido, protagonizada por el lateral derecho Daniel Alves.
A la carrera, el jugador del Barcelona tiró una pared con Julio Baptista y acto seguido le regaló una asistencia perfecta a Elano, que esperaba en el área chica desmarcado para hacer el gol.
Después el juego de Brasil volvió a perder intensidad y los hombres de Dunga comenzaron a administrar fuerzas, limitándose a controlar la bola en el centro de la cancha.