Brasil fustiga a los paí­ses desarrollados en la cumbre climática de Bali



El ministro de Relaciones Exteriores de Brasil fustigó a los paí­ses industrializados por su responsabilidad en el cambio climático y su falta de compromisos para remediarlo, hoy en la conferencia sobre el cambio climático de Bali.

«Los responsables históricos de la concentración de gases de efecto invernadero en la atmósfera deben dejar de sermonearnos y predicar con el ejemplo», declaró Celso Amorim ante los asistentes a la conferencia sobre el clima, organizada por Naciones Unidas en la isla indonesia de Bali.

Tras recordar que las responsabilidades por la contaminación atmosférica son «diferentes», el canciller brasileño pidió que los paí­ses industrializados se comprometan a incrementar sus reducciones de gases de efecto invernadero (GEI), responsables del cambio climático.

Amorim llamó también al mundo desarrollado a aportar fondos financieros para ayudar a los paí­ses en ví­as de desarrollo a aplicar medidas de mitigación y adaptación a las catastróficas consecuencias del aumento de la temperatura.

«Como dijo el presidente (Luiz Inacio) Lula ante la Asamblea General de Naciones Unidas, ’es inaceptable que el coste de la irresponsabilidad de unos pocos privilegiados sea soportado por los desfavorecidos de la Tierra’», lanzó.

Amorim recordó asimismo que el mayor emisor mundial de GEI, Estados Unidos, no ha ratificado el protocolo de Kioto y que los paí­ses desarrollados no han cumplido sus promesas de transferir tecnologí­a limpia a los paí­ses pobres.

Pese a que el Protocolo de Kioto sólo fija objetivos vinculantes para los paí­ses desarrollados, muchas naciones en ví­as de desarrollo están aplicando medidas voluntarias para reducir sus emisiones contaminantes, señaló el jefe de la diplomacia brasileña.

Así­, Brasil aplica con éxito polí­ticas para reducir sus emisiones derivadas de la deforestación. «La pérdida de selva tropical en Brasil en los últimos tres años se redujo en casi el 60%, lo que representa una reducción de emisiones de más de 400 millones de toneladas de CO2», afirmó.

Cada año se pierden aproximadamente 13 millones de hectáreas de selva tropical en el mundo, para vender la madera o para crear campos de cultivo. Esto representa el 20% de las emisiones mundiales de GEI.

«Pese a ser importante, la deforestación representa sólo una parte del problema mundial. La utilización de combustibles fósiles sigue siendo, con mucho, la principal fuente de gases de efecto invernadero», lanzó Amorim.

El canciller brasileño no desaprovechó la ocasión para evocar el diferendo que enfrenta a Brasil con Estados Unidos y la Unión Europea acerca de la supresión de aranceles aduaneros para los productos ecológicos.

Una propuesta en este sentido presentada por europeos y estadounidenses hace dos semanas ante la Organización Mundial de Comercio (OMC) no incluye, para el descontento de Brasil, los biocombustibles, so pretexto de que se trata de un producto agrí­cola.

«La utilización de etanol como substituto de la gasolina ha evitado la emisión de 644 millones de toneladas de CO2 en los últimos 30 años», afirmó Amorim.

«No obstante, los mayores consumidores de energí­a en el mundo desarrollado han puesto todo tipo de barreras a los biocombustibles procedentes de los paí­ses en ví­as de desarrollo», agregó.

«Al mismo tiempo gastan miles de millones de euros y dólares para subvencionar sus ineficientes industrias», fustigó.

Brasil es el principal productor mundial de bioetanol, producido a partir de la caña de azúcar.