El seleccionador Luiz Felipe Scolari busca «reinventar» su equipo y sanar sus varios problemas -tácticos y emocionales- antes del decisivo partido del viernes con Colombia, por los cuartos de final del Mundial de 2014.

En una charla informal sostenida con seis periodistas brasileños anoche en Teresópolis, el entrenador reconoció que el equipo no ha logrado presentar un buen futbol en lo que va del Mundial, y atribuyó el problema, en parte, a la tensión de los jugadores ante la misión de buscar el «hexacampeonato» delante de su hinchada.

Scolari y su director técnico, Carlos Alberto Parreira, aseguraron además que dedicarán los próximos días a ayudar a los jugadores a controlar los nervios. Para el choque con Colombia, esperan del equipo menos corazón y más futbol.

Pero ambos reconocieron también que habrá que dictar cambios -más que nada tácticos- en el equipo para mejorar el desempeño del medio campo, que ha sido blanco de críticas unánimes de los expertos.

«Brasil no está logrando encajar su juego, pese a los grandes futbolistas que tiene. Sólo tenemos a Neymar, que está marcando la diferencia, pero para una selección brasileña, creo que es poco», dijo el ex delantero Careca.

«El medio campo necesita moverse más», agregó el artillero de la «seleçao» en el Mundial de México 1986, quien sostuvo que el sistema actual deja aislado al delantero Fred, que en la Copa Confederaciones anotó en promedio un tanto por partido y que hasta ahora sólo ha conseguido marcar una vez en los cuatro choques disputados por el equipo anfitrión.

«Habría que ayudar algo más a Fred, para que pueda definir. Fred está siendo mal aprovechado», agregó.

Según Paulo Vinícius Coelho, experto en análisis táctico del canal ESPN Brasil, la receta para superar el descontrol emocional del equipo y para la ineficiencia del medio campo es la misma.

«Brasil necesita bajar el balón, para tocar la pelota, enfriar el partido, reducir la agresividad. El equipo necesita pensar más», dijo a dpa el analista.

Según Coelho, también es importante «bajar el balón» en el aspecto emocional, ya que los jugadores de Brasil parecen temer convertirse en «villanos» en caso de un fracaso del «proyecto hexa», tal como ocurrió con el arquero Barbosa, responsabilizado del «Maracanazo», como quedó conocida la derrota de los anfitriones por 2-1 ante Uruguay en el partido decisivo del Mundial de Brasil 1950.

«El equipo tiene miedo a ser Barbosa. Todos tienen miedo de ser los villanos. Deben cambiar esto. El problema de Brasil no son los jugadores. El año pasado, en la Copa Confederaciones, eran casi los mismos jugadores. El tema es que hay que bajar el balón, en el campo y en el alma».Bottom of Form