José Luis Perdomo Orellana ha destacado internacionalmente por tan peculiar estilo de entrevistar, sus antecedentes como entrevistador dan cuentan de haber dialogado con los escritores de habla hispana más importantes de la actualidad. La lista es amplia y diversa, no obstante, el tiempo o las peripecias de la vida le vedaron la oportunidad de charlar con un literato que ha poseído una de las plumas más lucidas del siglo pasado. Jorge Luis Borges reclamó su derecho a largarse de este planeta el 14 de junio de 1986, dejando tras de sí un legado en incontables páginas y conversaciones, las cuales para mala suerte del escritor, siguen inmortalizándolo, contrario a su deseo de ser olvidado. Perdomo renuente también a las esperanzas de Borges, se ha lanzado al pasado en un afán por recopilar lo que hoy es un valioso trabajo titulado con las mismas palabras del escritor argentino «Asquerosamente sentimental» texto que nos acerca al otro Borges, quien ofrece la oportunidad de charlar con el lector en fragmentos obligatorios, tanto para aquellos que no son ajenos a la obra del escritor, como para quienes deseen asomarse al mundo visto e inventado por Borges.
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Borges y yo
El otro, Borges, es a quien le ocurren cosas. Yo camino por Buenos Aires y me demoro, acaso ya mecánicamente, para mirar el arco de un zaguán y la puerta cancel; de Borges tengo noticias por el correo y veo su nombre en una terna de profesores o en un diccionario biográfico. Sería exagerado afirmar que nuestra relación es hostil, yo vivo, yo me dejo vivir, para que Borges pueda tramar su literatura y esa literatura me justifica, pero me reconozco menos en sus libros, hace años yo traté de librarme de él, y pase de las mitologías del arrabal a los juegos con el tiempo y el infinito, pero esos juegos son de Borges, ahora tendré que idear otras cosas. Así mi vida es una fuga y todo lo pierdo y todo es del olvido, o del otro. No sé quien de los dos escriba esta página.
Esta mañana me preguntaron si yo escribía para los más o para los menos. Y contesté como he contestado tantas veces, que si fuera Robinson Crusoe en mi isla desierta, yo seguiría escribiendo. Es decir, que yo no escribo para nadie? Hubiera sido más prudente que me dedicara a leer y no a escribir, pero parece difícil, parece que la lectura lleva a la escritura.
Se me ocurrió que quizá el ideal sería un mundo del todo anónimo. Que no hubiera nombres de países, por ejemplo, que sólo sirven de pretexto para guerras. Que ningún individuo tuviera nombre. Que todo libro que se publicara fuera anónimo. Que no hubiera éxito ni fracaso. Y sería mejor que no existiera ni la pobreza ni la fortuna. Y la obra artística tendría que desaparecer con quien la ha hecho.
Macedonio Fernández me dijo que él escribía para ayudarse a pensar. Es decir él no pensó nunca en publicar, años después de la muerte de Macedonio, leí una biografía de Emily Dickinson, ella dice que publicar no es parte de un destino literario.
Formas de la vulgaridad
Aquí la mayoría de gente es tonta, el resultado de las elecciones no me desmiente ¿no?
Las clases altas tienen buena parte de culpa de lo que está sucediendo ahora, sobre todo los periódicos y las revistas han propuesto a todo el país la vida social, el lujo, el juego, todo ha sido presentado como algo admirable. Yo en cambio me considero un hombre de clase media que no tiene ambición en ese sentido; el lujo me desagrada. Lo mismo que la pobreza, me desagrada la suma riqueza.
He tenido la ocasión de conocer gente rica como gente pobre; no creo que los primeros sean especialmente sabios, ni siquiera más felices que los otros, es una superstición la que domina.
Cuando se es de familia criolla o puramente española, por lo general, no se es intelectual, lo veo en la familia de mi madre, los Acevedo son de una ignorancia inconcebible, por ejemplo para ellos ser protestante es sinónimo de judío, es decir: ateo, librepensador, hereje. Todo entra en la misma bolsa.
Cristo
Tiene que haber sido un hombre extraordinario. Indudablemente es una de las personas más raras y admirables con que a contado el mundo. Pero no sé si los cristianos se parezcan a Cristo.
Mi abuela decía que su concepto de Cristo estaba íntimamente relacionado con la belleza. Yo pregunto, ¿cómo Dios que se hace hombre y que está a favor de los pobres y de los humildes, de los desheredados de la tierra va a autoconcebirse como un ser bello? Sería una actitud injusta de Dios; sería una actitud racista en las acciones de Dios. Por eso creo que Jesucristo debió de haber sido francamente feo, y que todas esas pinturas que muestran a Jesús con un rostro hermoso, no son más que tonterías.
Estados Unidos
Yo no podría hablar mal de la patria de Emerson? pero intelectualmente me parece un país de segundo orden: Es simplemente una gran potencia y eso es lo más triste que se puede ser, los norteamericanos son de una mediocridad que supera a los argentinos, son muy ignorantes, yo he estado hablando con un grupo de estudiantes de letras, les mencioné a Bernad Shaw y me dijeron quién era, la gente allí carece de opinión.
Males de nuestro tiempo, yo diría que nadie es leído en los Estados Unidos y que la gente tiene muy pocos libros en su casa, además, por qué está, caramba la radiotelefonía, la televisión y otros males de nuestro tiempo.
La Ceguera
Para mino es una condena. Yo empecé a perder la vista desde que empecé a ver; sabía que con los años me quedaría ciego, lo sabía a través de la progresiva ceguera que tuvieron mi abuela y mi padre. En 1955 me llegó la ceguera casi total, después de eso me han hecho tantas operaciones ocho o nueve qué sé yo, he perdido la cuenta. Hay dos colores que extrañamos mucho los ciegos, el negro sobre todo, aunque parezca ironía nos está vedado? Luego otro color extraño es el rojo? Con la ceguera perdí muchas cosas, pero me parece que el tiempo fluye de otra manera para los que no ven, el tiempo es una especie de misericordia de regalo.
Nada es catástrofe, uno se acostumbra a lo peor, a las más terribles desgracias? Fíjese que yo me he acostumbrado a la ceguera ¿le parece poco?
Otro error
La gente piensa que soy un inhumano, que soy muy frío. Lo cual es un error. Yo soy muy sensible, pero la gente me imagina, yo no sé por qué, como si fuera un tratado de álgebra. Ojalá lo fuera
Basta echar un vistazo sobre el Universo para advertir que, ciertamente no reina la justicia, aquí me acuerdo de un verso de Almafuerte, «Sólo pide justicia, pero será mejor que no pidas nada. Porque ya pedir justicia es pedir mucho es pedir demasiado.»
Estoy en una situación bastante triste y no puedo creer en la inmortalidad porque no la deseo, ya que con casi 90 años, ciego, con una madre que ha muerto pidiéndole a Dios que se la lleve cada noche, y llorando al amanecer porque no lo hizo, con una patria convulsionada, con un mundo entero convulsionado, indiscutiblemente hay en mí un no sentido de la vida.
Borges enamorado
Aún a la edad de 73 años, uno vive esperando a otra persona, aún esa edad en la que uno sabe que esa esperanza es ridícula y que no podrá cumplirse.
Soy un hombre que pasó los 80 años y yo aseguro a quien desee oírlo, que a esta edad aún se puede estar enamorado. Es tarde para los demás pero no para uno. El ser romántico es un modo de vivir la vida: uno se siente desprotegido e indefenso ante el amor. Uno ve a la otra persona aunque esté ciego, como es mi caso.
El mayor pecado
No haber sido feliz es realmente haber defraudo a sus padres, ¿eh? El deber que uno tiene, sobre todo con los padres, es el de ser feliz. No el de obedecerlos o respetarlos; no tiene ninguna importancia. Pero todo hombre debe ser feliz, ya que sus padres han esperado eso de él.