Insurgentes desataron hoy una serie de ataques con bombas dirigidas principalmente contra peregrinos musulmanes chiíes a lo largo y ancho de Irak, lo que provocó la muerte de al menos 22 personas y prolongó por segundo día consecutivo una sangrienta ola de violencia.
El estallido se produce después de casi dos semanas de relativa calma, y amenaza con inflamar las crecientes tensiones entre los grupos étnicos y sectarios de Irak.
El peor ataque ocurrió en Dujail, 80 kilómetros (50 millas) al norte de Bagdad, donde un par de coches bomba explotaron cerca de peregrinos que se dirigían a pie a un templo en la ciudad de Samarra.
Raed Ibrahim, quien dirige el consejo provincial de salud Salahuddin, dijo que 11 personas murieron y más de 60 resultaron heridas en ese ataque.
Previamente, un coche bomba mató a cuatro peregrinos chiíes que se dirigían a santuarios en el sur del país.
En Qassim, 125 kilómetros (78 millas) al sur de Bagdad, otro coche bomba mató a cinco personas e hirió a 20.
Los insurgentes frecuentemente atacan a las fuerzas de seguridad y los peregrinos chiíes en un intento por socavar al gobierno del país, liderado por los chiíes.