Por lo menos seis personas murieron hoy cuando una bomba estalló frente a una estación policial en un mercado atestado en el sudoeste de Pakistán, informó la policía.
La explosión en Quetta, capital de la provincia de Beluchistán, también dejó por lo menos 30 heridos, precisó el oficial de policía Mohammed Mohsin.
En un llamado telefónico a un reportero de The Associated Press, un vocero de un pequeño grupo separatista llamado Ejército Unido Baluch de Liberación se atribuyó el ataque. Murid Baluch dijo que tuvo como blanco la estación policial en represalia por lo que calificó de ayuda restringida de las autoridades a áreas de Beluchistán afectadas el 24 de septiembre por un intenso terremoto de magnitud 7.7.
El sismo mató a por lo menos 376 personas. Las tareas de asistencia se vieron obstaculizadas por reiterados ataques de milicianos contra los soldados paquistaníes que efectuaban dichas tareas.
En Beluchistán operan separatistas que desde hace décadas enfrentan al gobierno.
Asimismo el jueves, una bomba estalló en un mercado atestado en la ciudad de Lahore, donde causó un muerto, dijo el oficial de policía Raj Tahir. La bomba, que fue colocada en un restaurante del mercado, dejó once heridos, agregó.
Nadie se atribuyó este ataque, pero se sospecha del Talibán paquistaní y sus aliados.
Milicianos islámicos han lanzado veintenas de ataques en todo Pakistán, pero Lahore había estado relativamente pacífica en los últimos años.
En Peshawar, en el noroeste del país, cinco miembros de una fuerza tribal de policía resultaron heridos cuando estalló una bomba cerca de su vehículo en las afueras de la ciudad, dijo el oficial de policía Mir Hassan Khan.
Los policías regresaban de proteger a trabajadores que aplicaban vacunas para la poliomielitis, y Khan dijo que al parecer fueron atacados en venganza precisamente por aplicar dichas vacunas.
Pakistán es uno de tres países donde la polio sigue endémica, y el gobierno ha lanzado una intensa ofensiva para erradicar la enfermedad. Pero los vacunadores y sus custodios han sido atacados reiteradamente.
Muchos milicianos acusan a la campaña antipolio de ser en realidad una fachada para el espionaje y afirman que las vacunas son una conjura occidental para esterilizar musulmanes.