Bolivianos preparan su carnaval olvidando inundaciones y crisis polí­ticas


Millones de bolivianos se lanzan hoy a las festividades de su inmenso carnaval que se celebra durante cuatro dí­as en todas las regiones, dando ocasión de olvidar las profundas rivalidades polí­ticas y el drama de las inundaciones que golpean amplias zonas del paí­s.


Exuberante, tropical, celebrado a la brasileña, el carnaval se celebra en Santa Cruz, donde la temperatura se acerca a los 30 grados, de una manera muy diferente al de Potosí­, con ataví­os andinos más púdicos.

En cuanto al carnaval de Oruro, al sur de Bolivia, que se celebra con desfiles convertidos en procesiones casi religiosas, ha sido clasificado como patrimonio oral de la humanidad por la Unesco.

Pero este año, además de las habituales divisiones polí­ticas, las festividades que tradicionalmente desplazan a una gran parte de la población y a cientos de turistas, estarán ensombrecidas por el balance de las inundaciones provocadas por una lluvia que no cesa desde noviembre.

Más de 40 personas han muerto y unas 120.000 están damnificadas, con tierras y casas bajo el agua, con rutas cortadas y pérdidas financieras que sobrepasan los 500 millones de dólares, según una primera estimación.

Los diarios publican un suplemento en que califican de «desastre» la situación y recuerdan que el estado de urgencia fue declarado en tres regiones, donde decenas de campesinos que huí­an de las aguas debieron ser evacuados en botes o helicópteros.

Sin embargo esos mismos diarios no se olvidan del carnaval y publican imágenes festivas, coloridas, donde figuran reinas de belleza con prendas deslumbrantes.

Este contraste no gusta para nada al cardenal de La Paz, monseñor Julio Terrazas, que fustigó durante su homilí­a del domingo estos desfiles paganos y mercantiles.

«Nos tienen tan distraí­dos con el reino infantil, el reino de antaño, el reino del Carnaval, el reino del arroz, y tantos otros», afirmó monseñor.

«Si los comerciantes no fueran un poco más humanos, inventarí­an incluso a la reina de las inundaciones», ironizó.

Esta descarga del prelado de La Paz no impidió la elección el miércoles en la noche en el calor de Santa Cruz de la Reina del carnaval, Gloria Mariana, entre un delirio de colores y lentejuelas en medio de centenares de bailarines y otros artistas.

En la capital, La Paz, los campesinos del altiplano llegan para bailar y cantar, con bellos desfiles donde las gentes se visten como especies de arlequines andinos en rojo, verde y azul.

Los campesinos quechuas y aymaras del altiplano, llamados también «collas», olvidarán por algunos dí­as sus diferencias con los «cambas», habitantes mestizos y blancos de los valles agrí­colas, para festejar unos carnavales que reflejan muy fielmente la gran diversidad cultural de este paí­s amazónico y andino.