Bolivia anda en busca de acuerdos en plena crisis


Una mujer indí­gena participa en una manifestación antiestadounidense en la localidad de El Alto, a doce kilómetros de La Paz. Las conversaciones para resolver el conflicto boliviano se inician hoy, entre el gobierno y las prefecturas en pugna.

El gobierno boliviano y la oposición podrí­an sellar hoy un acuerdo con las bases de una futura negociación para descomprimir la violenta crisis que dejó al menos 18 muertos, luego del fuerte apoyo concedido por la comunidad internacional al presidente Evo Morales.


El vicepresidente ílvaro Garcí­a y el prefecto (gobernador) de Tarija, Mario Cossí­o, en representación de sus pares rebeldes de Santa Cruz, Beni, Pando y Chuquisaca, sostuvieron hoy una tercera y crucial reunión que desembocarí­a en la suscripción de un acuerdo marco.

Cossí­o anticipó que «estamos bastante cerca» para un acuerdo», tras ocho horas de diálogo, por tercera vez en menos de cinco dí­as.

Aún falta por discutir cómo se canalizarán las resoluciones de la cumbre de Unión de Naciones Suramericanas (Unasur), que respaldó el diálogo y propuso una comisión regional de apoyo.

El viceministro de Descentralización, Fabián Yacsik, dijo por cuerda separada que «hemos trabajado sobre la base de los avances del viernes y domingo, confiamos en que (hoy) el paí­s podrá conocer la base de un diálogo serio».

Las bases de una pacto estarán enmarcados, principalmente, sobre temas polí­ticos y económicos que han polarizado Bolivia, como la redistribución de un impuesto petrolero, cuyos recursos son reclamados por las regiones.

Además estarán en la agenda la nueva Constitución oficialista y la formación de gobiernos autónomos opositores.

Las gestiones polí­ticas locales coinciden con las iniciativas diplomáticas, y el importante respaldo de Unasur y el Grupo de Rio a la democracia boliviana y al presidente Morales.

Unasur emitió en Santiago una declaración de respaldo al mandatario y rechazó cualquier intento de división territorial de Bolivia. Además, creó una comisión para acompañar una mesa de diálogo entre el Ejecutivo y la oposición, que estará dirigida por el presidente boliviano.

Previamente, Morales recibió la adhesión del Grupo de Rio, formado por 22 paí­ses latinoamericanos y cuya presidencia pro-témpore ejerce México.

Los paí­ses del Grupo de Rio expresaron «su respaldo al gobierno de ese paí­s al tiempo que refrendan su apego al principio de respeto a la integridad territorial de los Estados», señaló un documento difundido por la cancillerí­a mexicana.

El acercamiento está sin embargo salpicado de sobresaltos, a pesar de que dirigentes cí­vicos de Santa Cruz anunciaron la suspensión de un corte de rutas, que se inició hace tres semanas, y se comenzó a restablecer el tráfico vehicular.

Pero la tranquilidad está aún lejana para esa región. Campesinos oficialistas reforzaron este lunes otro corte de rutas ubicado 850 km al este de La Paz, exigiendo que renuncie el prefecto Rubén Costas, por promover -según ellos- la oposición al presidente Morales.

Santa Cruz, capital de la región más rica de Bolivia, permanecí­a sin comunicación terrestre con los Andes de este paí­s.

Otro bloqueo vial continúa invariable, por cuarta semana en el Chaco, la mayor región gasí­fera del paí­s y vecina con Argentina y Paraguay, donde grupos civiles opositores mantienen como bandera la devolución a los 9 departamentos de unos 166 millones de dólares de un impuesto petrolero.

En Pando, al norte de Bolivia y epicentro de una masacre el jueves que según el gobierno dejó 16 campesinos leales a Morales muertos, continuaba la búsqueda de más ví­ctimas, ante la denuncia de campesinos lugareños de que hay aún más de un centenar de desaparecidos.