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Cuando termine el Bolero me suicidaré. ¡Qué extraño este Bolero! No es como los otros, tan llenos de amor y decepción. Este Bolero inicia suave, sin prisa, pero poco a poco se va haciendo más angustioso y violento. Me parece que sigue el mismo ritmo que veo al pasar los carros. Cada vez que pasa uno tengo que levantar esta pesada carga para que los deje pasar. Algunos piensan que tienen que recordarme con un bocinazo que tengo que hacer mi trabajo. ¡Qué estúpidos! Yo no le digo a nadie cómo debe hacer su trabajo. Por eso, cuando termine este Bolero me suicidaré. He visto muchas cosas que han pasado por acá: choques con muertos, aseguradoras tratando de no pagar aunque sus clientes tengan la culpa, taxistas ebrios, gobernantes ignorantes, personas que pasan en sus carros sin pantalones, doctores con faldas. He visto muchas cosas. Por eso cuando termine el Bolero me suicidaré. Y muchos pasan y pasan y ni siquiera saludan o dicen gracias o bocinan para decir gracias. Simplemente los veo, levanto la talanquera y se van, pensando que probablemente la talanquera se levantó sola motivada por su presencia. Este Bolero cada vez está más angustioso y violento: metales, timbales. Había empezado una dulce flauta. Platillos. Algunos, las primeras veces que me miraban, me saludaban. Incluso, alguien me preguntó mi nombre: Mauricio, ¿y el suyo? Me gustaría ver las caras de angustias mañana temprano al ver los señores y las señoras y los hijos de las señoras en los carros de los señores cuando la talanquera no se levante mañana. Pensarán por qué no se levantó hoy. Aunque ahora que llega la parte más heroica de Bolero me da la idea que tengo que dejar levantada la talanquera. No puedo evitar que el mundo se detenga. Sería peor. El primer carro de la mañana tendrá que levantarla y la dejará así, y la demás gente no se sorprenderá más cuando la talanquera se levante y se baje como si fuera una fuerza de su propio influjo kármico. ¡Voy tarde! Ojalá que cuando llegue se levante la talanquera rápido y que encuentre todos los semáforos en verde. Por eso, aunque quede poco. Cuando termine el Bolero me suicidaré. Me ataré la soga de la talanquera al cuello y daré un salto y la talanquera no deberá bajar más y será hermoso ver la cara de espanto de los automóviles cuando vean mi cara lila y verde colgada de lo más alto de la talanquera: cuerdas, vientos, percusiones; todos juntos ahora. La coda termina cuando me veáis muerto.
NOTA
1 El Bolero es la obra más célebre de Maurice Ravel, músico francés nacido en 1875 y muerto en 28 de diciembre de 1937 (ayer fueron los 70 años de su muerte).
Bolero (en francés Le Boléro) es una obra musical creada por Ravel en 1928 y estrenada en la í“pera Garnier de París el 28 de noviembre de ese mismo año. Compuesta para ballet y orquesta en do mayor, y dedicada a la bailarina Ida Rubinstein, su inmediato éxito y posterior rápida difusión universal la convirtieron no solamente en una de las más famosas del compositor, sino también, en uno de los exponentes de la música del siglo XX.
El movimiento orquestal de Ravel está inspirado en el ritmo y tempo invariables del bolero, una danza española, caracterizado por una melodía obsesiva, en do mayor, que repetida una y otra vez en un crescendo sin ninguna modificación, salvo la de los efectos orquestales, finaliza in extremis con una modulación a mi mayor y una coda estruendosa.
Pese a que Ravel dijo considerar la obra como un simple estudio de orquestación, Le Boléro esconde una gran originalidad y en su versión de concierto ha llegando a ser una de las obras musicales más interpretadas en todo el mundo, al punto de que hasta el año 1993 permanecía en el primer lugar de la clasificación mundial de derechos de la «Société des auteurs, compositeurs et éditeurs de musique».