Boda del más alto del mundo, todo un suceso


Alturas. Bao Xishun (I), considerado el hombre más alto del mundo con 2 metros 36 centí­metros, estará pronto a contraer nupcias. En la gráfica, foto de archivo con el hombre más pequeño del mundo (73 centí­metros).

Reflectores, un tapete rojo, y una gran multitud de periodistas. No era la boda de una superestrella de Hollywood, pero sí­ la de del hombre más alto del mundo, Bao Xishun y su novia Xia Shujuan, quien tan sólo le llega al codo.


Bao, quien mide 2,36 metros y tiene 56 años, y Xia, de 28, y con 1,68 metros, se casaron ayer en Erdos, en la norteña región autónoma china de Mongolia Interior.

Alrededor de 100 periodistas chinos y extranjeros, y más de 500 invitados, asistieron a la ceremonia.

Tras ofrecer un sacrificio a los dioses a las 8:00 de la mañana (local), Bao, luciendo una túnica de seda azul con dos flechas cruzadas a la altura de la espalda, además de un bonete, lideró un desfile de 99 hombres jóvenes y 49 caballos hasta la cabaña de la novia.

El hombre no hizo la tradicional venia ante sus padres y suegros durante la ceremonia debido a su extraordinaria altura y a la artritis que afecta sus rodillas.

Durante la celebración se le notaba un tanto cansado, luego de dí­as de preparación para la misma, e interminables entrevistas con diferentes medios locales, nacionales y extranjeros.

Una cama nupcial de 2,8 por 2,2 metros fue construida especialmente para la pareja, pero su nueva residencia, de tres metros de alto, aún está siendo acondicionada.

Los ahora esposos registraron su matrimonio legalmente en Chifeng en marzo pasado, tan sólo un mes después de haberse conocido. Se dice que los dos «se cayeron muy bien» desde el primer momento en que se vieron.

Bao empezó a buscar una esposa el año pasado, y recibió respuestas de más de 20 mujeres de diferentes provincias. A pesar de haberse reunido con varias de ellas, ninguna llenaba sus expectativas.

El Libro Guinness de Récords confirmó a Bao como el ser humano vivo más alto del mundo en 2005.

Nacido en 1951, ha pasado toda su vida en un área rural cercana a la ciudad de Chifeng desde que era un niño. Su notable altura no es una malformación ni obedece a una enfermedad especí­fica, aseguran sus familiares, la alcanzó naturalmente.

Según sus allegados, su crecimiento fue relativamente normal hasta los 16 años, cuando un repentino «acceso de crecimiento» lo llevó a su altura definitiva en sólo siete años.

A finales del año pasado se convirtió en primera plana cuando salvó a dos delfines en un acuario marino en el nororiente de China, introduciendo su descomunal brazo (1,06 metros) a través de sus gargantas y extrayendo pedazos de plástico que los animales habí­an tragado y tení­an atascados en sus estómagos.

Antes de la intervención de Bao, equipos veterinarios habí­an tratado de remover los desechos quirúrgicamente, sin éxito.