BM non grato en Ecuador


Decisión. Rafael Correa, presidente de Ecuador, expulsó al emisario del Banco Mundial en su paí­s, y declaró

El mandatario socialista Rafael Correa se puso al filo de la navaja internacional al despachar por la puerta trasera al emisario del Banco Mundial (BM) en Ecuador y promover al mismo tiempo una «rebeldí­a regional» contra los organismos extranjeros de crédito.


Correa repartió varios sablazos que aumentaron la expectativa sobre su gobierno, al término de una semana en la que varios opositores huyeron hacia Colombia alegando ser perseguidos, aún cuando sobre ninguno de ellos pesaba una orden de arresto.

El mandatario ajustó cuentas con la que llama «burocracia indeseable» dando por terminada la relación con el Fondo Monetario Internacional (FMI) y expulsando al representante del Banco Mundial (BM) en Ecuador, el brasileño Eduardo Somensatto.

Al primero lo despidió con un cheque por 11,4 millones de dólares pendientes de una deuda y al segundo con un portazo debido al «chantaje» que, según él, soportó por parte del BM siendo ministro de Economí­a en 2005.

Desde el 15 de abril, Correa habí­a anticipado la expulsión de Somensatto en represalia por la suspensión de un préstamo ya aprobado de cien millones de dólares a causa de una reforma que Ecuador hizo a una ley de fondos petroleros, que destinaba el 70% de los recursos a la recompra de deuda externa.

«Estudiamos las implicaciones de esta solicitud (de retiro) y reiteramos la voluntad de la institución de mantener el diálogo al más alto nivel con las autoridades» ecuatorianas, respondió el jueves el BM desde Washington.

Mientras el ministro de Economí­a, Ricardo Patiño, aseguró que la acción contra Somensatto también supone un «rechazo a la polí­tica del Banco Mundial», y anticipó que el gobierno rehusará los desembolsos de esa entidad, previstos por 80 millones de dólares para 2007.

La expulsión del brasileño, quien al momento del anuncio estaba fuera de Ecuador, es una «mala señal para la comunidad internacional y los inversionistas», expresó el secretario técnico del Observatorio de la Polí­tica Fiscal, Jaime Carrera.

«Las fuentes de financiamiento del Estado evidentemente que se vuelven más difí­ciles y secundariamente tiene efectos en el sector privado, frenando el crecimiento de la economí­a y la generación de empleo», añadió.

Al tiempo que Correa atenaza a los «pesos pesados» del crédito, estimula una rebeldí­a regional contra la banca mundial promoviendo la creación del Banco del Sur junto con Argentina, Brasil, Bolivia y Venezuela.

«La conformación del Banco del Sur es parte fundamental de la integración latinoamericana y será un paso para dejar de someter la región a estos organismos internacionales que nos condicionan para darnos dos reales», sostuvo el mandatario el 11 de abril pasado.

El gobernante socialista apoya la creación de un fondo regional, con las reservas de cada paí­s, «que financie las crisis fiscales sin necesitar un endeudamiento extraregional».

«América Latina tiene cerca de 200 mil millones en reservas invertidas fuera de la región y sobre todo en el primer mundo. Se da el absurdo de que estamos financiando al primer mundo, le estamos dando nuestros recursos», agregó.

El gobierno de Correa también trabaja en un plan para reestructurar la deuda externa de 10.483,4 millones de dólares, equivalentes al 25,6% del Producto Interno Bruto (PIB), y analiza el pasivo «ilegí­timo» para desconocerlo, descartando de momento una moratoria.

«Entretanto se seguirá cumpliendo con el pago», afirmó Patiño.

En 1999 Ecuador declaró una moratoria del pasivo externo en medio de una severa crisis que lo obligó a dolarizar su economí­a en marzo de 2000.