Blanco: «los partidos desaparecen en un dos por tres»


En momentos en que el Tribunal Supremo Electoral se dispone a convocar a un nuevo proceso electoral, la licenciada Ligia Blanco, politóloga de la Asociación de Investigación y Estudios Sociales, Asies, aborda la necesidad de consolidar el sistema de partidos polí­ticos como instituciones sólidas que ejerzan la función de intermediación entre la sociedad y el Estado, establezcan una agenda de paí­s y busquen el desarrollo nacional y no el beneficio particular.

Lucy Barrios de Méndez

¿Tenemos un sistema de partidos polí­ticos?

Sí­, el problema es que es inestable y no responde a sus funciones.

¿Cuáles son las funciones de los partidos polí­ticos?

Deberí­an intermediar con la sociedad, cada uno, representando a ciertos sectores e interactuar positivamente. Eso quiere decir que si están en el Congreso hagan oposición positiva, que si hacen alianzas y acuerdos se mantengan. El sistema existe, lo que sucede es que no funciona y es inestable. Los partidos polí­ticos nacen y desaparecen en un dos por tres.

¿Que necesita Guatemala para que el sistema sea estable y funcione adecuadamente?

Que se modifique. Se debe plantear un sistema de partidos polí­ticos institucionalizados porque no son estables. Los partidos polí­ticos que existí­an hace una elección no son los mismos que existen ahora y no son los mismos que van a existir dentro de dos o tres elecciones. Hace diez años, cuando yo era niña, crecí­ con unos partidos, ahora son otros y van a ver otros. Un tema clave es que los partidos polí­ticos se institucionalicen.

¿Qué se requiere para ello?

Como la palabra lo dice, que sean instituciones, que tengan organización, despliegue en todos los departamentos, un trabajo permanente y no sea en el momento electoral que surgen y luego nada. Una institución es algo que tiene permanencia en el tiempo, tiene estructuras organizativas, filiales, se expande y eso no lo tienen en este momento los partidos.

¿Pero hay varias organizaciones que tienen presencia nacional o no?

Para ser institucionales los partidos tendrí­an que dejar de ser tan centralistas, enfocados en una figura y en casi una región. Dejan de lado el trabajo que se puede hacer con las bases y son ellas las que le dan vida al partido. Un partido que funciona sólo a través de la dirigencia en la ciudad y dos o tres por ahí­ repartidos no tienen vida porque la vida la dan las bases.

La institucionalización puede darse a través de la Ley de Partidos Polí­ticos, es ahí­ donde se debe promover que los partidos estén representados en más municipios y departamentos, actualmente son 12 departamentos y 50 municipios, pero esto es muy poco en comparación a los 331 municipios del paí­s; si un partido quiere ser representativo tiene que estar en la gran mayorí­a.

Por otro lado deben tener actividades permanentes de capacitación, reclutamiento y formación. Si formamos a las personas en sus ideas, concepciones y principios del partido, la gente va teniendo mayor adhesión a un partido porque se siente identificado, no solo porque en un momento llegan a regalarles algo o a solicitarles el voto a cambio de algo.

Un elemento fundamental para la institucionalización de los partidos es la democracia, ¿la hay en los partidos?

Los partidos deben dejar de girar en torno a una figura porque lo que sucede es que esta figura desaparece, muere o ya no está en la polí­tica y el partido se cae, o esta figura se pelea con la dirigencia de ese partido y forma otro y es una de partiditos. Muchos de los partidos en Guatemala son divisiones de otros partidos. En sociedades donde los partidos polí­ticos son instituciones verdaderas hay lí­neas de pensamientos pero no genera divisiones dentro del partido, sino genera corrientes que hacen que el partido tenga vida y que se vaya generando procesos internos.

Ahora se aumentó el número de afiliados y eso va a fomentar que no se formen partiditos por aquí­ y por allá, ahora tiene que ser un proceso intenso.

¿Las reformas a La Ley Electoral son positivas?

Todos son procesos. Es cierto que la ley se aprobó pero eso no quiere decir que las elecciones van a ser perfectas, son procesos que tienen que irse fomentando. Por ejemplo, en el tema del financiamiento, la ley prevé que sea más transparente, que los partidos polí­ticos presenten listados de quienes los financian, se establece un techo para el gasto de la campaña, esto va a fomentar que los partidos ya no estén financiados por esas personas o grupos ocultos que después determinan el actuar de los partidos en el poder. Se espera que todos estos aspectos vayan fomentando la institucionalización del paí­s.

Las reformas impulsan la democratización interna de los partidos

Hay unos procesos ya encaminados a fomentar la institucionalización pero en el tema de la democratización no se ha hecho nada. No hay nada que diga que la democracia interna tiene que ser establecida como algo fundamental, eso no se dio dentro de las reformas a la Ley Electoral y ahora la democracia interna no existe. La democracia es un aspecto fundamental porque hace que se vayan promoviendo nuevos lí­deres y no solo la figura dentro de la cual gira todo.

¿Los partidos tienen miedo a la democracia?

Yo creo que los polí­ticos que se encuentran ahora dirigiendo los partidos tienen miedo a perder el poder porque al final de cuentas de lo que estamos hablando es del poder. El que tiene la dirigencia de un partido tiene el poder interno. Es una cuestión de no querer perder el poder. Una mentalidad como la que existe actualmente en donde lo más importante es el poder a través del autoritarismo es un reflejo de nuestra historia. La apuesta está en que los actuales cuadros dirigenciales se tienen que ir renovando, tienen que ir generando otros procesos que ya han iniciado algunos.

¿A ese temor obedece la forma como se integran la dirigencia de los partidos?

La cuestión del poder es bien compleja, mientras más tengo la dirección del poder, más poder tengo.

¿Y por ello la juventud no se involucra en polí­tica?

Como estamos hablando de un sistema de partidos polí­ticos tan inestable, no se crea identidad. Yo como joven no me vinculo a un partido porque ni siquiera sé los que están ahora y si estos van a estar dentro de cinco años. Los que están ahora, no los conocí­a cuando empecé a tener conciencia polí­tica, la juventud no se vincula con la polí­tica porque no hay una identidad.

Si vemos el caso de otros paí­ses es distinto. Por ejemplo, en Honduras o El Salvador para no ir tan lejos, vemos partidos que existen durante muchos años y han vivido procesos similares a los de Guatemala. El Salvador vivió un enfrentamiento armado y al salir de ello, dos partidos polí­ticos se posicionaron del electorado: el FMLN que es el de izquierda y Arena de la derecha. Ahí­ hay una identidad, la gente cuando va creciendo y adquiriendo conciencia se tira por uno o por el otro, aunque hay partidos en el centro del espectro, siempre están estos dos ejes alrededor de los cuales las personas, dependiendo de su forma de pensar, pueden identificarse.

En Guatemala no tenemos esa posibilidad de identificación. Esa inestabilidad del sistema hace que los partidos polí­ticos no sean los mismos en un tiempo determinando y segundo que casi todos los partidos se encuentran en un espectro determinado. La mayorí­a de los 20 partidos que existen en Guatemala están entre el centro y la derecha y hay una parte del electorado que quisiera adherirse a un proyecto polí­tico más progresista de centro izquierda o izquierda, y no hay esa posibilidad, eso crea un vací­o. Claro que hay partidos de centro izquierda o de izquierda, está URNG pero si nos damos cuenta no han renovado sus lí­deres.