El presidente de Brasil, Luiz Inacio Lula da Silva, llegará el martes a Honduras, segunda etapa de su gira iniciada en México y que lo llevará a Nicaragua, Jamaica y Panamá, para potenciar las relaciones comerciales y buscar socios para producir biocombustibles.
Lula llegará a una región que tradicionalmente ha sido un área vital para Estados Unidos, donde intentará además recabar apoyo para afianzar su liderazgo en la Organización Mundial de Comercio (OMC), según Francisco García, coordinador de análisis políticos del Instituto Centroamericano de Estudios Políticos (INCEP).
García asegura que Centroamérica, que se va a convertir «tarde o temprano en un área de servicios», podría ser de utilidad para una economía brasileña en expansión.
Es la primera vez que un presidente de Brasil visita Honduras y Nicaragua, los dos países más pobres del Istmo, adonde va a llegar acompañado por una abultada delegación de empresarios, así como los titulares de las carteras de Relaciones Exteriores; Desarrollo, Industria y Comercio Exterior y Agricultura.
Lula, que devuelve la visita que realizó su homólogo hondureño Manuel Zelaya a Brasil el año pasado, firmará en Tegucigalpa varios acuerdos bilaterales y espera encontrar un socio importante para su política de producción de etanol. No en vano el país centroamericano espera que en cinco años el 30% de la energía que consuma sea de origen bio.
En Nicaragua, la agenda del presidente brasileño se centrará en asuntos políticos y de cooperación para el desarrollo de este país, que está atravesando una de las peores crisis energéticas de su historia con cortes de luz de hasta 12 horas diarias.
Sin embargo, su homólogo nicaragí¼ense, Daniel Ortega, alinéandose con el presidente venezolano, Hugo Chávez, en la Alternativa Bolivariana de las Américas (ALBA) rechaza en principio producir etanol, pese a que Nicaragua es un gran productor de caña de azúcar, alegando razones alimentarias.
Brasil y Nicaragua, al igual que Panamá, forman parte del Foro de Sao Paulo, pero Lula y Ortega representan dos izquierdas muy diferentes.
«Vemos en Lula lo que podría ser la izquierda nicaragí¼ense: moderada, sensata, sin recurrir a la retórica. Podría ser un ejemplo para Ortega», dice el politólogo y ex embajador de Nicaragua ante la OEA, Carlos Tunermann.
Sin duda, mejor recepción tendrá el presidente brasileño en el Panamá de Martín Torrijos, punto final, el viernes, de esta gira. El pequeño país del Istmo aspira a convertirse en una plataforma energética de la región con la construcción de dos refinerías de petróleo y productor de biocombustibles.
Las empresas brasileñas, algunas de las cuales ya operan en el país, aspiran a ganar alguna de las obras para ampliar el canal de Panamá, visita obligada para todos los presidentes que visitan el país, incluido Lula.
Sin duda, los programas introducidos por el gobierno de Lula para combatir la pobreza que se ha iniciado en Nicaragua, por ejemplo, suscitan gran interés en la región centroamericana, con problemas muy similares a los de Brasil, en particular en cuanto a la inseguridad, el crimen organizado y las grandes desigualdades sociales.
No obstante, Tunermann advierte que «Brasil juega en las grandes ligas y aquí jugamos en las menores». La prueba es que las exportaciones del gigante sudamericano a estos tres países rondan los 500 millones de dólares y las importaciones los 15 millones.
En Jamaica, Lula inaugurará una segunda planta de etanol con capital brasileño y jamaicano para abastecer al mercado norteamericano.