«Venezuela tiene en su territorio la primera reserva de petróleo del mundo y la primera reserva de gas de todo nuestro continente. Queremos compartirla con el Norte, con el Sur, con el Este y con el Oeste y en prioridad con nuestros pueblos vecinos, nuestros pueblos hermanos (…) Venezuela ha recuperado su profunda raíz bolivariana y queremos, más que decirlo, demostrarlo, uniéndonos de verdad para ser libres».
Hugo Rafael Chávez
usacconsultapopular@gmail.com
Relaciones serviles y con compromisos políticos vende patrias que acarrearon grandes costos para la población guatemalteca, se han desarrollado en los gobiernos anteriores y posteriores a la década 1944-1954.
Sin embargo, Petrocaribe constituye un pilar importantísimo en la construcción de relaciones más humanas entre los pueblos, que promueve la transformación de las sociedades latinoamericanas y caribeñas, crea contextos más justos, cultos, participativos y solidarios.
Los beneficios para Guatemala van en dos vías. La primera: sustitución de la deuda actual de petróleo, en la que actualmente las trasnacionales nos cobran el 7 por ciento de interés. Petrocaribe plantea un interés del 1 por ciento, con 25 años para pagar y 2 años de gracia.
La segunda: habrá recursos destinados a la inversión de combate a la pobreza y fomento de desarrollo. Además, la adhesión implica la promoción de la independencia de las trasnacionales petroleras, que engrandecen sus arcas a costa de la explotación de los recursos en varios países.
Entonces ¿Por qué tanta oposición? El sector empresarial guatemalteco mantiene una visión doble moralista en sus opiniones, críticas y comunicados sobre la adhesión. ¿Acaso han defendido la soberanía nacional cuando las empresas mineras se quedan con el 99 por ciento de las regalías? ¿Desde cuándo promueven la «información y transparencia» de los convenios, si jamás lo hicieron con el contenido de los tratados de Libre Comercio con EE.UU.?
Quienes critican la adhesión a este convenio solidario, son los mismos que se oponen a la eliminación de las diferencias abismales de las clases sociales, porque la anulación de las mismas les provocaría la pérdida de su tan privilegiada posición, que han generado a través de la miseria de quienes no poseen los medios de producción. Los mueve la ambición de las ganancias que les generan los negocios con las trasnacionales.
De adherirse Guatemala a Petrocaribe, la población por segunda vez en la historia del país, después de la Reforma Agraria impulsada por Jacobo Arbenz Guzmán, tendría la oportunidad de participar en la construcción de su propia soberanía, de su propio destino. ¡Bienvenido Petrocaribe!