Ha sido una batalla larga para que el ex General del Ejército Otto Pérez Molina haya podido, finalmente, acceder a la Presidencia de la República. Es esta una victoria que queda marcada en la historia de Guatemala, aunque no ha sido ésta una victoria amplia, en virtud de que la distancia de votos entre uno y otro candidato no ha sido extensa. Pero lo importante es que Otto Pérez ganó la presidencia de la República, después de su intento contra ílvaro Colom hace cuatro años. Eso nos demuestra a los guatemaltecos, una vez más, que la perseverancia aunada al respaldo de la oligarquía nacional finalmente paga.
El panorama preelectoral puso nerviosos, confusos e indecisos a los guatemaltecos… y eso que no saben que aunque la problemática de la violencia social aparece como un tema importante, la ultraderecha se encarga de agitarla y utilizarla políticamente.
Siendo ya presidente electo, como un moderno y sofisticado Castillo Armas, Otto Pérez reitera su discurso basado en una doctrina militar, la Doctrina de la seguridad nacional, la cual, según Wikipedia, es un concepto utilizado para definir ciertas acciones de política exterior de Estados Unidos tendentes a que las fuerzas armadas de los países latinoamericanos modificaran su misión para dedicarse con exclusividad a garantizar el orden interno, con el fin de combatir aquellas ideologías, organizaciones o movimientos que, dentro de cada país, pudieran favorecer o apoyar al comunismo en el contexto de la Guerra Fría, legitimando la toma del poder por parte de las fuerzas armadas y la violación sistemática de los derechos humanos.
“Mi gobierno será con mano dura; voy a combatir el crimen organizado y toda la violencia con el Ejército… se crearán estrategias militares para erradicar la violencia desde su raíz†fue parte del discurso de campaña. La mayoría de guatemaltecos desconocen el fondo del discurso, sin saber de buena tinta qué hay detrás de estas palabras que parecen tan buenas, correctas y sinceras.
Esta, llamada Doctrina, fue un producto del pensamiento de la Guerra Fría, que mantuvo al mundo dividido en dos campos opuestos. Fue ideada por los sucesivos gobiernos de los Estados Unidos y puesta en práctica mediante el entrenamiento de los distintos ejércitos latinoamericanos en la Escuela de las Américas en Panamá. Allí, durante casi cuarenta años, eran enviados militares procedentes de distintos países latinoamericanos para instruirse en técnicas de contrainsurgencia: interrogatorios mediante torturas, infiltración, inteligencia, secuestros y desapariciones de opositores políticos, combate militar, guerra psicológica. Contando incluso con manuales de tortura y contrainsurgencia de la CIA para este fin. Lo ya tristemente sufrido en Guatemala con anterioridad.
En fin, hay mucho más que explicar sobre esta “doctrina†pero el espacio es corto. El sistema doctrinario parecería ser obsoleto, pero en estos países en donde la ignorancia ciudadana es masiva, puede efectuarse cualquier cosa, que la mayoría ni cuenta se dará de que le están clavando el puñal en la espalda de una manera tan sofisticada que hasta dará las gracias por la clavada… de puñal que le dan.
Bueno, pero los guatemaltecos son así. Relacionado a eso, pues, no hay mucho qué hacer. El guatemalteco parece que no cambiará en mucho tiempo.
Bienvenido a gobernar Otto Pérez. Por Guatemala, ojalá logren usted y su vicepresidente, sostenerse en equilibrio.