La ventaja competitiva básica de las empresas en este siglo radica en el nivel de preparación y de gestión de los recursos humanos. Y uno de los temas principales hacia donde se han de encaminar las organizaciones es la satisfacción laboral de sus trabajadores, la cual conlleva a tener un colaborador mucho más eficiente y eficaz.

Por su importancia la satisfacción laboral constituye un resultado organizacional, un indicador que expresa el grado de eficiencia, eficacia y efectividad alcanzada por la empresa, permitiendo incluso que de su análisis se deriven polí­ticas y se tomen decisiones.

La satisfacción laboral se entiende como: «la sensación de bienestar derivada de las condiciones de trabajo; de la realización de tareas; de la pertenencia a una organización, y de conseguir objetivos y logros profesionales». Por lo tanto, se trata de encontrar un sentido especí­fico a la actividad laboral, de aportar lo mejor de nosotros mismos a esta actividad, conduciendo a una oportunidad del desarrollo de potenciales y de la creatividad. Con la finalidad de obtener una vida con mayor compromiso y autosatisfacción.

Mientras mayor bienestar laboral se desarrolle, menor oportunidad de ocurrencia de enfermedades emocionales propias del ambiente; es decir, con este podemos disminuir la ocurrencia de sí­ntomas y signos especí­ficos del desgaste provocado en el lugar de trabajo; que constituyen una respuesta al estrés crónico, producto de actitudes y sentimientos negativos hacia los compañeros, y hacia el propio rol profesional. Así­ como por la vivencia de encontrarse emocionalmente agotado.

Existe una sistematización de cuatro niveles de desgaste, con las siguientes caracterí­sticas clí­nicas:

* Leve: quejas vagas, cansancio, dificultad para levantarse por la mañana.

* Moderado: Cinismo, aislamiento, suspicacia, negativismo.

* Grave: Enlentecimiento, automedicación con psicofármacos, ausentismo, aversión, abuso de alcohol y drogas.

* Extremo: aislamiento muy marcado, colapso, cuadros psiquiátricos, suicidios.

También encontramos otras manifestaciones en tanto a eje fí­sico, emocional, laboral como las siguientes:

* Fí­sicos: Dolores de cabeza, fatiga, agotamiento, insomnio, trastornos gastrointestinales, dolores generalizados, malestares indefinidos.

* Psí­quicos: Falta de entusiasmo e interés, dificultad para concentrarse, permanente estado de alerta, irritabilidad, impaciencia, depresión, negativismo, frustración, desesperanza, desasosiego.

* Laborales: sobre involucramiento, no comparten ni delegan trabajo, ausentismo laboral.

Así­ que la orientación del trabajo de una empresa o institución dirigida hacia un mejor bienestar no sólo conduce a una mayor productividad, sino que también puede considerarse una práctica de atención primaria en salud, previniendo o atenuando el desarrollo de sí­ntomas del desgaste laboral.

Observando la importancia de todo lo anterior se ha de tomar conciencia de la responsabilidad social que las empresas e instituciones tienen ante sus colaboradores y la comunidad, en la consecución de un sistema que permita el bienestar laboral, evite el desarrollo del desgaste en el trabajador, consolide y fortalezca sus relaciones en el trabajo, propiciando un actuar más profesional. Contando como una de las opciones la supervisión psicosocial como un espacio de análisis, reflexión, cuestionamiento crí­tico, aprendizaje y evaluación de las propias conductas profesionales.

Una actividad importante para Guatemala y en la cual se desarrollarán temas acerca de las buenas prácticas empresariales será la próxima V Conferencia Interamericana sobre Responsabilidad Social Empresarial que se efectuará del 9 al 11 de diciembre. El evento reunirá alrededor de 400 empresarios y expositores de todo el mundo. Su fin es compartir experiencias hacia las buenas prácticas que se deben impulsar en las empresas y motivar las mismas.