Biden en misión de 24 horas en Irak para contener crisis polí­tica


El vicepresidente estadounidense Joseph Biden efectuaba hoy una misión de 24 horas en Bagdad para tratar de contener una crisis polí­tica en crecimiento después de la exclusión de las elecciones legislativas de más de 500 candidatos ex miembros del partido Baas del desaparecido dictador Saddam Hussein.


Biden, encargado del tema iraquí­ en la Casa Blanca, llegó el viernes en la noche a Bagdad en un ambiente de tensiones cuando faltan menos de dos meses para las elecciones legislativas iraquí­es, consideradas cruciales para el futuro del paí­s.

La administración estadounidense está preocupada por la escasa participación de la comunidad sunita en estos comicios, la cual se ha sentido ví­ctima de las exclusiones de los ex baasistas, incluso si según la comisión electoral la lista de las personas descartadas comprende tanto chiitas como sunitas.

Washington quiere evitar a todo precio que los sunitas – una minorí­a en el paí­s frente a los chiitas – queden o se sientan marginados del proceso polí­tico, lo que podrí­a llevar a repetir la situación de 2005.

En un clima de fricciones comunitarias crecientes, los sunitas habí­an boicoteado el primer comicio legislativo de la época después de Sadam y fueron a engrosar las filas de la insurrección y de Al Qaida, llevando al paí­s al caos de las violencias confesionales.

Fueron necesarios tres años de esfuerzos, de miles de millones de dólares, y de la muerte de cientos de soldados estadounidenses para conseguir pacificar relativamente el paí­s, donde los atentados siguen siendo frecuentes.

Biden debe reunirse durante la jornada con el jefe de la ONU en Irak, Ad Melkert, que también inició una mediación, así­ como con el primer ministro Nuri al Maliki, un chiita, con el presidente Jalal Talabani, un kurdo y con el presidente del Parlamento, el sunita Iyad al Samarrai.

«La inquietud que hemos expresado no se refiere al resultado sino al proceso», afirmó Tony Blinken, consejero para la Seguridad nacional de Biden, el viernes en la noche.

«Si el proceso utilizado para descalificar candidatos es concebido como no transparente y falto de imparcialidad y de crédito, la elección estará rodeada de dudas», dijo, al tiempo de estimar que los comicios son «cruciales».

La Casa Blanca aseguró que Biden habí­a venido a dar su «opinión», con un evidente interés de no contrariar las sensibilidades de los dirigentes iraquí­es que se jactan cada dí­a de su soberaní­a de nuevo encontrada y rechazan las «injerencias extranjeras».

La misión de Biden es tanto más difí­cil cuanto que el Primer ministro ha apoyado abiertamente el proceso de exclusión de los ex baasistas, comparado al proceso de repudio del partido nazi en Europa después de la Segunda guerra mundial.

Si bien negó que los sunitas sean objeto de exclusiones, argumentó que la medida era conforme a la Constitución que prohí­be el partido Baas en todas sus formas.

«No tenemos la intención de reconciliarnos con los que consideran a Osama Bin Laden como un jefe musulmán o los que consideran que Sadam Hussein es un mártir», afirmó Maliki el martes en la televisión pública.

Figuras polí­ticas sunitas de primera fila fueron excluidas, como el jefe del Frente del diálogo nacional, Saleh Motqlad, candidato de la lista laica del ex primer ministro Iyad Allaui.

La polémica se agravó aún más después de que el presidente Talabani pusiera en duda la legalidad del comité al origen de la exclusión, el Comité por la justicia y la integridad, dirigido en particular por un ex aliado de Washington caí­do en desgracia, el chiita Ahmed Chalabi.

La presidencia iraquí­ pidió a la Corte suprema que se pronuncie sobre los fundamentos jurí­dicos de este comité, cuyo establecimiento aún no ha sido aprobado por el Parlamento como se requiere.