Bicentenario de pinacoteca de Napoleón


Visitantes de la Pinacoteca di Brera celebraron el pasado sábado el bicentenario de la fundación. FOTO LA HORA: AFP GIUSEPPE CACACE

La pinacoteca de Brera, el museo de arte más importante de Milán, impulsado por Napoleón como el sí­mbolo de la grandeza de Francia, que alberga obras de Rafael, Bellini y Tiziano, celebró su bicentenario.


Para lo ocasión, el museo estuvo abierto excepcionalmente el pasado 15 de agosto hasta las nueve de la noche y hubo conciertos, visitas guiadas y proyecciones de pelí­culas sobre Napoleón para conmemorar su apertura oficial al público el 15 de agosto de 1809, fiesta de aniversario de Napoleón Bonaparte, que celebraba ese año sus 40 años.

«Es el cuarto museo de arte más importante de Italia, después del de Capodimonte (Nápoles), el Palacio de los Oficios (Florencia) y el Museo del Vaticano, con obras fundamentales, una extraordinaria colección de pintores venecianos y emilianos, pero también de telas del siglo XX, de Modigliani a Picasso», explica la responsable de la Pinacoteca de Brera, Sandrina Bandera.

«El Cristo muerto», de Mantegna, «Los desposorios de la Virgen», de Rafael, «La virgen y el niño», de Giovanni Bellini, «San Jerónimo» de Tiziano, «El beso» de Hayez… son algunas de las 600 obras exhibidas, entre las cuales figuran también obras de Botticelli, Caravaggio, Leonardo da Vinci, Piero della Francesca, Rembrandt, Rubens, Tiepolo, Tintoretto, Veronese, sin contar las otras 600 telas no visibles al público.

Coronado rey de Italia en 1805, Napoleón decide ese mismo año lanzar el proyecto de este museo nacional italiano en Milán, ciudad que él proclamó capital. Escogió el palacio de Brera, en el corazón de la ciudad, sí­mbolo del iluminismo milanés, que ya albergaba en esa época la Academia de las Bellas Artes, creada en 1776 por la emperatriz Maria Teresa de Austria, una biblioteca, el observatorio astronómico y un huerto, todaví­a existentes.

«Como el Louvre, Brera encarna una de las mayores expresiones de la estrategia polí­tica de Napoleón, un museo grandioso destinado a dar fe de su potencia, donde hizo reunir las pinturas requisadas por sus ejércitos durante sus conquistas italianas», subraya Sandrina Bandera.

«Contrariamente a los principales museos italianos salidos de colecciones privadas y locales, esta pinacoteca nace de una voluntad polí­tica y tiene un carácter nacional. Se respira el espí­ritu de la Revolución, está abierta a todo el mundo y no sólo a los estudiantes», agrega la responsable de este museo que recibe 300 mil visitantes por año.

Para realizar su proyecto, Napoleón hizo destruir la iglesia de Brera, lo que le permitió ampliar el museo y dotarlo de salas «napoleónicas».

La sala más grande alberga la estatua de Napoleón, recientemente restaurada, realizada por el escultor Canova: un Napoleón desnudo y atlético transformado en Dios de la guerra, cuyo modelo en bronce recibe desde hace 200 años a los visitantes en el corazón de la pinacoteca.