Unos 14 mil libros se encuentran resguardados bajo fuertes medidas de seguridad en la Biblioteca Nacional; se trata de los libros más antiguos encontrados en Guatemala, fotografías de antaño e incluso una Biblia Políglota.
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La Biblioteca Nacional cuenta con 400 mil libros que a lo largo de décadas fueron donados por personas particulares o instituciones que buscan aportar a la lectura de los guatemaltecos.
La institución fue fundada el 18 de octubre de 1875, pero no fue hasta 1947 cuando inició la construcción del edificio en el que se encuentra ahora, y que finalizó en 1951.
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Al lugar acuden diariamente 400 visitantes. La mitad son estudiantes y el resto personas particulares que buscan un libro con el cual entretenerse o incrementar su conocimiento.
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Sin embargo, el acceso no es totalmente libre. El quinto nivel del edificio, al que no se permite el acceso, resguarda uno de los tesoros más importantes de la Nación, en la sala conocida como «Fondo Antiguo», en el que se encuentran 14 mil libros que forman parte de la historia nacional más remota.
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A decir de Vicky Gómez, encargada de seguridad del Fondo Antiguo, en esta habitación se encuentran los libros más antiguos encontrados en Guatemala y cuyas ediciones se remontan a los años de 1645, 1700, y de 1800 hasta 1945.
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Dentro de estos libros centenarios se cuenta con documentos de religión, leyes e historia de Guatemala, todos escritos en español, italiano, francés e inglés.
Destaca dentro de los de religión, la Biblia Políglota, que fue escrita en siete idiomas, siendo éstos el hebreo, arameo, samario, francés, italiano, griego y latín; por otro lado, también resguardan el libro conocido como el `catecismo más pequeño´.Â
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En el Fondo Antiguo también se pueden encontrar fotografías de la Ciudad Capital o La Antigua Guatemala a poco tiempo de su construcción, además, fotos inéditas del terremoto de 1917 y del interior del país. También se guardan manuscritos, pergaminos, libros forrados con pasta de madera, cuero o piel.
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EL CUIDADO
Gómez señala que entre algunos de los procedimientos que se deben realizar para el cuidado de los libros antiguos se encuentra la limpieza; hoja tras hoja, cada libro recibe un cuidado especial, para lo cual existe un grupo de personas autorizadas y especializadas para el efecto.
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Además, la habitación cuenta con aire acondicionado a temperatura alta para evitar que algún insecto perjudique el material y al mismo tiempo el libro se conserve; también se cuenta con deshumificadores para prevenir el moho, y se tienen aparatos especiales para medir la temperatura del ambiente.
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Otra manera de proteger este «tesoro» es la negativa a que personas particulares ingresen al lugar, sin embargo debido a que historiadores y analistas llegan al edificio en busca de algunos de los escritos contenidos en el Fondo Antiguo, se han establecido métodos para que la consulta sea posible.
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Para tener acceso a este material, la persona debe solicitar el libro que necesita en la dirección general de la Biblioteca Nacional, luego es Gómez quien busca el libro, en base a un número correlativo con el que está nombrado, y lo lleva a una sala de consulta en donde el solicitante podrá hacer uso de él durante el tiempo que considere necesario.
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DIFICULTADES
El edificio, que durante años recibe visitas de niños, jóvenes y adultos, atraviesa también por dificultades, pues ha sido objeto de robos, tanto dentro como fuera de sus instalaciones.
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Según indica otro miembro y guía de la institución, los libros que se prestan para consulta han sido robados, mientras que otros son manchados o rotos.
Por otro lado, las quejas de los visitantes señalan que, debido a la construcción que se realiza a las afueras y la falta de paso a los vehículos, esa zona se convirtió en un sector donde recurrentemente se registran asaltos a peatones.
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Un proyecto de biblioteca virtual, con el que se pretende que la mayoría de libros de la Biblioteca Nacional sean localizados también en una página web de la institución se suspendió desde hace dos años, debido a la falta de presupuesto para continuar con la compra de los scanner necesarios para el efecto, así como su mantenimiento y la capacitación del personal responsable.
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Cada año, más personas visitan la Biblioteca Nacional y aunque el desgaste y la falta de presupuesto es evidente, el edificio continúa con las puertas abiertas al público y resguardando libros, fotografías y otros documentos de valor, que semejan un gran tesoro.