Con una colección de más de 100 mil libros y con más de 100 años de existencia, actualmente la Biblioteca Nacional, que recibe a miles de visitantes anuales, entre nacionales y extranjeros, sobrevive en medio de penurias económicas y carencias de todo tipo, las cuales según las autoridades de Cultura, no son fáciles de resolver debido a que no cuentan con presupuesto suficiente.
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En pleno Centro Histórico emerge la Biblioteca Nacional “Luis Cardoza y Aragón”, Patrimonio Cultural de la Nación, una institución que data desde 1879, cuando surgió como una biblioteca pública, y que actualmente es la reserva más importante de libros en Guatemala.
Actualmente, la falta de presupuesto es el argumento principal del porqué la Biblioteca Nacional no puede salir de la decadencia y el abandono en que se encuentra, aunque las autoridades manifiestan que hacen todo lo posible para que esto pueda cambiar en el futuro.
De los ocho pisos de los que se compone la Biblioteca Nacional, no se utilizan todos. En el primer nivel, a la izquierda, se encuentra la Sección de Niños y el Infocentro, un centro de computación dotado de al menos 20 ordenadores con acceso a Internet que los usuarios pueden utilizar durante al menos una hora, el cual se considera uno de los mayores logros de la institución que no tiene página de Internet ni cuenta con visibilidad en las redes sociales en plena era digital.
También se encuentra la sección de circulación nacional, en donde se puede observar algunos libros en mal estado que están fuera de servicio.
En el segundo nivel se puede encontrar la Colección Nacional, y en el octavo piso el de Fondo Antiguo, que alberga lo que su directora llama “las joyas bibliográficas”, que son parte del patrimonio documental y bibliográfico del país.
En el sótano se ubica la Biblioteca Braille, que no es atendida por la institución sino que es patrocinada por el Benemérito Comité Pro Ciegos y Sordos; únicamente las instalaciones corren a cuenta de la Biblioteca Nacional.
Pese a la importante función que cumple, debido a la falta de bibliotecas públicas en el país, se evidencian las carencias de la institución, que son de todo tipo y van desde la falta de personal hasta la falta de bibliografía actualizada.
El escaso personal es la principal razón por la cual la biblioteca no atiende los fines de semana y, según una de sus exdirectoras, tampoco atiende los fines de año.
La Hora se contactó con la directora de la Biblioteca Nacional, Ilonka Matute, y el Ministro de Cultura para saber las razones de este abandono, así como los planes que se tienen para corregir esta situación, que no es exclusiva de esta institución pública.
Q1 MILLÓN ANUALES
Matute señala que la Biblioteca tiene asignado un presupuesto de un millón de quetzales al año, lo cual cubre los servicios y los salarios de los trabajadores, pero reconoce que es un presupuesto “muy limitado y eso mismo ha hecho que sea muy poco el personal para seguir adelante”.
Actualmente laboran alrededor de 30 personas en la institución, entre secretarias, recepcionistas, personal de limpieza, contadores y bibliotecólogos; eso impide que se brinde el servicio los fines de semana, explicó.
“Necesitamos más bibliotecólogos, pero para eso debería haber más presupuesto; yo no puedo contratar gente si no tengo con qué pagarle”, indicó Matute.
La directora considera que de no existir las carencias económicas actuales, la Biblioteca debería “cubrir más a la población, deberíamos tener una red de bibliotecas que dependieran de nosotros y que podamos darles la atención que se merecen, no solo en la Capital sino en toda la República debería haber por lo menos una en cada departamento”.
Pero la red de bibliotecas públicas no es una realidad en el país. Asimismo lo ideal es que se pudieran hacer actividades culturales y educativas, dijo Matute.
En cuanto a la bibliografía, debido a que se carecía de libros actualizados, este año se organizó un “Bibliotón” con lo cual a través de donaciones generosas se consiguieron casi 12 mil libros nuevos para la institución.
El edificio, que es antiguo, ya necesita de mantenimiento en algunas áreas y por su ubicación, Matute considera que está “muy abandonado”; anteriormente se parqueaban carros en la 7ª calle, lo que hacía de ese lugar un “baño público”.
Ahora es menos desde que la Municipalidad remozó los alrededores e hizo de esta área un paso peatonal en el que únicamente pasa el Transmetro, anotó.
Aunado a las malas condiciones en que opera la institución se suma la delincuencia que hay en el Centro Histórico y que últimamente parece haber repuntado.
BATZÍN: NO HAY PRESUPUESTO
Contradictoriamente y a pesar de las necesidades visibles para fomentar las expresiones culturales en el país, el Ministerio de Cultura gastó este año Q16 millones en la instalación de juegos mecánicos en el Campo de Marte.
El ministro de Cultura, Carlos Batzín, explicó que esto se debe a que esa cartera tiene una asignación constitucional de 3 por ciento del presupuesto para Deportes, que únicamente se puede gastar en ese rubro.
De ese 3 por ciento, el 50 es para la Confederación Deportiva de Guatemala, un 25 por ciento para la Dirección General de Educación Física y un 25 por ciento para el Viceministerio de Deporte que es responsabilidad del Ministerio de Cultura.
El presupuesto de Deportes va aumentando todos los años en detrimento de otros temas de cultura, como el desarrollo de las artes, el patrimonio cultural y el desarrollo de la riqueza cultural intangible que hay en Guatemala y eso no lo podemos cambiar, anotó el funcionario.
Batzín admite que todos los años en Deportes “no se termina el presupuesto”, pero como se trata de un aporte constitucional, ni Finanzas ni el Congreso puede hacer uso de este dinero en otros rubros que no sean deportes recreativos, y asegura que eso fue lo que se destinó a los juegos mecánicos.
Al consultarle sobre el porqué del abandono de la institución, que no atiende ni los fines de semana ni cuenta con página electrónica, el funcionario señaló que en la administración anterior había muchas debilidades. “Nosotros por instrucción del Presidente le hemos puesto mucha atención al tema del libro y la Biblioteca, porque de alguna manera está entre los planes que se impulsaron el año pasado”, explicó.
Sobre la página web, Batzín dijo que esto se debe a que el Ministerio no tiene un servidor propio, a lo cual se aúna que el año pasado no hubo presupuesto “para este tipo de cosas”; el presupuesto de esa cartera es de Q442 millones anuales y es probable que para el próximo año Deportes reste Q15 millones a la Dirección de Patrimonio Cultural y Natural.
“Con esto nos ponen en un problema porque no tenemos ni para pagarles a los trabajadores los 12 meses”, añadió Batzín. “Hemos hecho cabildeos en el Ejecutivo y en el Congreso para cambiar esta situación, porque no es falta de capacidad y voluntad como muchos creen”, indicó.
Según el Ministro, es la falta de recursos lo que no permite atender las necesidades inmediatas que hay, pero de alguna manera se está generando a través de cooperación internacional unos proyectos que lleven a fortalecer a la Biblioteca.
EN ABANDONO TOTAL
La escritora Ana María Rodas, quien fue directora de la Biblioteca cuatro meses durante esta administración, indica que cuando estuvo al frente de la institución pudo constatar que está en un “abandono total”.
De acuerdo con Rodas, esto se debe a que el Ministerio de Cultura “es la cenicienta” de todos los ministerios del país, porque “en Guatemala los intereses de la mayoría de las personas –sean de la iniciativa privada o del gobierno y del Congreso–, son intereses económicos”.
“La mayoría de la gente está viendo cómo escala en los puestos y la cultura no ayuda a nadie a subir a ningún puesto, este es un país muy inculto”, agregó la escritora.
Rodas señala que la alta cultura, donde están incluidas la danza, la literatura, el teatro, en Guatemala desde hace varias décadas, son vistas por las autoridades en el poder como “entretenimiento”, lo cual se refleja en que cuando se fundó el Ministerio de Cultura y Deportes en la Constitución Política se asignó una cantidad importante al deporte en detrimento de la cultura.
La entrevistada también habló sobre su experiencia en los meses que estuvo al frente de la institución; “durante cuatro meses firmé cuatro estados financieros que correspondían a 0.00., los sueldos que ganan las personas que trabajan en la Biblioteca son pírricos, los que trabajan ahí es porque le tienen amor a su trabajo”, anotó.
“Yo intenté organizar un calendario cultural para todo el año, con ayuda de amigos que yo conocía, muchas personas se ofrecieron a dar conferencias en la Biblioteca sin ningún costo, a donar paneles para exposiciones de pintura y pedestales para escultura; pero eso ya no se pudo hacer”, indicó.
También se tuvo la idea de formar una Asociación de Amigos de la Biblioteca, con apoyo de personalidades, lo que tampoco pudo llevarse a cabo; “incluso contacté con Carlos Sepúlveda, gerente del Fondo de Cultura Económica, quien habló con todos los editores para que todos los libros editados estos años los enviaran a la Biblioteca, pero esto también quedó inconcluso”, anotó.
Rodas explica que por disposición de uno de los exdirectores de la Biblioteca que envió una carta a las editoriales del país, no se reciben los dos ejemplares obligatorios que las editoriales deben enviar a la institución, razón por la cual se dejaron de recibir los libros.
La Biblioteca Nacional no es más que un ejemplo de todo lo que sucede con el Patrimonio Cultural del país, indicó.
HAY QUE CAMBIAR DE PARADIGMA
Sandra Monterroso, fundadora de Diseño, Arte y Cultura (DAC), lanzó recientemente una convocatoria en redes sociales en la que señalaba que la Biblioteca necesitaba materiales para la restauración de libros, entre los que se necesitaban aspiradoras de mano para la limpieza de los libros, brochas de pelo de camello, cajas de guantes de látex, cajas de mascarillas, galones de alcohol etílico y jabón gel con alcohol para manos.
Monterroso, quien realizó un ensayo en 2010 titulado “El Diseño al Servicio de la Biblioteca”, señala que en relación a la Biblioteca Nacional más que una “inversión grande” hace falta un cambio de paradigma.
Según la diseñadora, para hacer este cambio se necesita de gestión y apertura, de hacer las gestiones con la cooperación internacional y con instituciones privadas, mas existe el temor de hacer una gestión público-privada en el país; si la biblioteca tuviera ese tipo de gestión podrían lograrse más cosas, no se necesitan acciones que requieran de mucho dinero sino realizar algo como una Red de Amigos de la Biblioteca, en donde aporten empresarios, estudiantes y universidades, anota.
La diseñadora hace notar que la entidad no cuenta con un área de Comunicación Social; considero que son las cosas pequeñas que hacen los cambios grandes, como la Red de Amigos y mejorar el manejo de las redes sociales, anota.
Monterroso señala que visualiza la Biblioteca Nacional como un centro cultural y un espacio público; eso cambia el paradigma, los funcionarios deberían comprender que el espacio público es para vivirlo y pertenece a todos, señala.
Lo que hace falta es hacer un pequeño cambio de la estructura, necesitas un gestor cultural, una persona que lleve la comunicación, pero esas son dos plazas que no tiene la Biblioteca, agregó la directora del DAC.
En el ensayo de Monterroso se realiza una comparación entre bibliotecas nacionales de otros países, como España, para resaltar las carencias que hay en la institución en términos de mobiliario y del edificio, que necesita mantenimiento por su antigüedad; quizá nosotros ya estamos acostumbrados a verlo así que ya no pensamos que puede brindar un mejor servicio a los usuarios. Si vas a una Biblioteca en España, te das cuenta que el nivel de organización e impacto que tiene una biblioteca es el nivel de impacto que tiene un centro cultural indicó.
BIBLIOTECA
Por acuerdo de 18 de octubre de 1879 surge la Biblioteca Pública, en un salón de la Sociedad Económica, aprovechando la estructura y los libros existentes, sumándose los libros de la biblioteca de la Universidad, de la Escuela de las Artes y Oficios, alcanzando el total de 15 mil volúmenes con los cuales se inicia el 24 de junio de 1880. Debido a la gran afluencia de lectores, en 1881 se muda al local del Edificio de la Asamblea (hoy Congreso de la República).
Los terremotos de 1917-18 obligan su traslado al edificio de la Universidad (Avenida Simeón Cañas, zona 2). El 13 de septiembre de 1957 fue inaugurado su propio edificio de 7,858 metros cuadrados, diseñado por el arquitecto Rafael Pérez de León, en el que se ubica actualmente, con lo que se consumó una idea original del Dr. Juan José Arévalo Bermejo, presidente de la República durante la etapa de la Revolución.
Los relieves que se pueden apreciar en la fachada son obra del arquitecto Efraín Recinos.
Por acuerdo Gubernativo el 18 de octubre de 1993 se establece su denominación definitiva: Biblioteca Nacional Cardoza y Aragón. En 2005 fue declarado Patrimonio Cultural de la Nación.
*Con información de la Biblioteca Nacional
CARENCIAS *
De acuerdo con el ensayo de la directora del DAC, la Biblioteca Nacional tiene actualmente estas carencias
– El mobiliario es muy anticuado y poco adecuado para la lectura
– Las estanterías para depósitos de libros son de metal, sin acceso libre a consulta
– No hay mostrador de información general de la biblioteca
– No hay accesos ni movilidad adecuada para discapacitados
– No hay señalización
– Carece de sistema de comunicación actualizado en tecnologías, no tiene catálogo digital ni catálogo en red
– La Biblioteca no posee una imagen corporativa, comunicación estratégica para promoción ni gráfica ni visual
– No cuenta con página web ni visibilidad en redes sociales
*Diseño al Servicio de la Biblioteca, Sandra Monterroso
Ana María Rodas
Escritora y ex Directora de la Biblioteca