Biarritz evidencia diversidad del cine de Latinoamérica


El XVIII Festival de Cine y Culturas de América Latina de Biarritz ha puesto de manifiesto la juventud de la mayorí­a de los realizadores de la región. FOTO LA HORA: ARCHIVO

Desde una comedia negra sobre una abuela suicida y los ritos judí­os en México hasta la lucha de una joven para sobrevivir en la Nicaragua de hoy, pasando por dramas í­ntimos y psicológicos: el Festival de Biarritz evidencia la diversidad del cine de América Latina.


Además, el XVIII Festival de Cine y Culturas de América Latina de Biarritz (28 septiembre – 4 octubre), ha puesto de manifiesto la juventud de la mayorí­a de los realizadores de la región: siete de los diez largometrajes que compiten para el máximo galardón, el Abrazo, son óperas primas.

Aunque están presentes en este balneario de la costa vasca francesa realizadores reconocidos mundialmente, como el cubano Juan Carlos Tabí­o (La Habana, 1943) -cuya pelí­cula «El Cuerno de la abundancia» opta por el Abrazo-, una buena parte de los realizadores son treintañeros, y debutan en el cine.

La mexicana Marí­a Chenillo, que presentó el miércoles por la noche en la gran sala del Festival su filme, «Cinco Dí­as sin Nora», tiene sólo 32 años y esta pelí­cula, que derrama humor negro y está sorprendentemente bien dirigida, es su ópera prima.

El tema de «Cinco dí­as sin Nora» es la muerte, y las reacciones serias y absurdas que provoca.

«Pensé que mi primera pelí­cula tení­a que ser sobre lo que conozco bien», explicó Chenillo a la AFP, afirmando que su pelí­cula, aunque tiene también mucho de ficción, se inspiró en la historia de sus abuelos. Más concretamente, «en el suicidio de mi abuela y en las reacciones que provocó».

«Tení­a que ser una comedia. Pensé que sólo el humor podí­a permitirme hablar de ese dolor», dijo la realizadora, indicando que su pelí­cula, que acaba de ser premiada en el Festival de Moscú, fue estrenada en México D.F. el fin de semana pasado, en una treintena de salas.

«Tuvo 14.000 entradas el fin de semana, lo que no está del todo mal para este tipo de cine», dijo Chenillo, que otorgó el papel protagonista al premiado actor Fernando Lujón, que es el que lleva en sus hombros los momentos más hilarantes de la cinta.

Chenillo dijo que su pelí­cula -«que costó alrededor de 1,2 millón de dólares, lo que en México es barato»- se filmó gracias al apoyo del Estado.

«Fue una especie de mecenazgo. Pero eso se está acabando», indicó la realizadora, que ya está trabajando en su próxima pelí­cula. «Es un largometraje de ficción, y se llama «Jonás»», adelantó.

La diversidad del cine de la región ha sido evidenciada también por «La Pasión de Gabriel», de Luis Alberto Restrepo, que aborda los flagelos de Colombia sin apuntar un dedo culpable a sólo una de las partes, y «El Cuarto de Leo», sobre la búsqueda de identidad sexual, del uruguayo Enrique Buchichio.

«La Yuma», realizada por Florence Jaugey, una francesa radicada en Managua desde 1983, aborda el tema de la juventud en Nicaragua, a través de una joven que lucha contra viento y marea por salir adelante, mediante el boxeo.

«El ring es su manera de salir adelante», explicó la realizadora a la AFP, que dijo que su pelí­cula «va saliendo de la lata».

«Huele aún a quí­mico», comentó Jaugey, señalando que esta es la primera producción nicaragí¼ense en 20 años.

«Nicaragua es un paí­s sin cine, y por ende, sin imagen de sí­ mismo», apuntó. «Me rompe el corazón que la única imagen de sí­ misma que tiene la juventud en ese paí­s es la nota roja: machetazos, asesinatos, violaciones», agregó.

La juventud de los cineastas presentes en esta edición del Festival de Biarritz llama también la atención. El realizador de «Ilusiones Opticas», el chileno Cristián Jiménez, nació en 1975 y el autor del largometraje «Los paranoicos», del argentino Gabriel Medina, tiene 32 años.

El director de «Os famosos e os duendes da morte», el brasileño Esmir Filho, anda también en la treintena, y el colombiano Jorge Navas, cuyo filme «La sangre y la lluvia» compite por el Abrazo, es considerado uno de los jóvenes talentos de la cinematografí­a de su paí­s.

En la sección de documentales, el director de «La revolución de los pingí¼inos», el chileno Jaime Dí­az Lavanchy», es treintañero, como lo es también el realizador de la brasileña «Garapa», José Padilha.

Los realizadores de las diez pelí­culas que compiten por el primero al mejor cortometraje son también muy jóvenes. El director de «El Pianógrafo», Eduardo Brenes, de Costa Rica, tiene 34 años, el argentino Gastón Rothshild, autor de «Un Juego Absurdo», tiene 33 años, así­ como el de «Ressaca», el brasileño Rene Brasil.

El realizador de «Lazlo», Ehécatl Garage, de México, tiene 28 años y el de «Animales Domésticos», el peruano Brian Jacobs, tiene 27.

«América Latina es una región donde la juventud es su máximo tesoro», concluye la realizadora de «La Yuma».

Chile/Colombia Los nuevos polos


El filme colombiano «La Pasión de Gabriel» y el chileno «La Nana», presentados el martes en el Festival de Barritz, revelan la emergencia de una nueva cinematografí­a en América Latina, de la mano de una camada de jóvenes realizadores que busca un nuevo lenguaje.

La calidad de ambos filmes y de otras cintas de realizadores originarios de esos paí­ses, y de otros como Uruguay, «nos permiten escapar del tradicional triángulo de oro México-Brasil-Argentina», declaró Jean Christophe Berjot, el director artí­stico del XVIII Festival de Biarritz, en la costa vasca francesa.

La «Nana», de Sebastián Silva, llegó a Biarritz tras haber conquistado el galardón de Sundance, uno de los principales Festivales del cine independiente, donde la historia de Raquel (Catalina Saavedra), una empleada doméstica que vive con una familia de clase alta de Santiago, conquistó al jurado y al público.

«La Pasión de Gabriel», de Luis Alberto Restrepo, presentada también en el segundo dí­a del Festival, que concluye el domingo, recoge todos los principales temas de Colombia: el conflicto militar, la violencia, y el pueblo preso en el fuego cruzado entre ambos bandos.

Pero también habla del amor y del desamor, de las pasiones y las heridas abiertas de un paí­s que soporta un conflicto militar desde hace décadas.

Ambas pelí­culas, de tema totalmente distinto, son eficaces, logrando crear una atmósfera, un lenguaje, que apunta a una nueva manera de hacer cine en la región, «una nueva cosecha».

«La sangre y la lluvia», del colombiano Jorge Navas, y «El cuarto de Leo», del uruguayo Enrique Buchichio, que también están en puja por el máximo galardón que entrega el sábado el Festival de Biarritz, forman también parte de esa nueva cosecha, señala Berjot.

Según Inti Briones, director de fotografí­a de la pelí­cula chilena «Ilusiones ópticas», del chileno Cristian Jiménez – que figura entre los diez largometrajes que compiten por el Abrazo, el máximo galardón de Biarritz-, esta emergencia del cine chileno – y del colombiano, peruano y y uruguayo-, se debe a las nuevas posibilidades de financiamiento, que han «permitido levantar proyectos cinematográficos», donde antes no se podí­a.

«En realidad, hoy estamos viendo los frutos de los esfuerzos efectuados desde mediados de la década del «90», explicó Briones a la AFP, advirtiendo sin embargo que la «crisis financiera mundial puede afectar más adelante esta producción» cinematográfica.

«Si no hay una polí­tica de amortigí¼ar esta crisis, los proyectos de producciones pueden quedarse parados, pueden caerse», advirtió.

Se dijo sin embargo optimista de que hay «una nueva generación de cineastas en América Latina, que están empezando a desarrollar nuevas formas de usar el lenguaje cinematográfico», una «nueva camada que no la va a parar nada, en su búsqueda de nuevas formas de hacer arte y cultura».

«Es muy interesante lo que está pasando hoy en dí­a, en Chile, Colombia, Perú», entre otros paí­ses, señaló el cineasta.

Esto no quiere decir que los paí­ses que tienen tradicionalmente una fuerte presencia en los festivales de cine, como lo son Argentina, México y Brasil, hayan sido desplazados y estén ausentes de la selección oficial de Biarritz.

En la competencia oficial, cuatro largometrajes argentinos – uno de ellos de ficción, «Los Paranoicos», una comedia de Gabriel Medina – pujan por el máximo galardón.

México ha enviado por su parte «Cinco dí­as sin Nora», de la joven realizadora Mariana Chenillo, que está en liza por el Abrazo, como lo está también la brasileña «Os Famosos e os duendes da morte», ópera prima de Esmir Filho .

Este martes por la noche Argentina tiene también una destacada presencia, en el campo musical, con el compositor y músico Santiago Chotsourian, que dirigirá la Orquesta Regional Bayona/Costa Vasca, compueta de 15 músicos y 30 coristas.

El artista argentino dirigirá, en primicia mundial, la partitura original de «La Pasión de Juana de Arco», compuesta por Leo Pouet y Vicgor Allix, bajo la dirección del realizador de esa célebre pelí­cula muda, el danés Carl Dreyer.