El Gobierno alemán incrementó la presión hoy sobre General Motors (GM) y Estados Unidos para conseguir un rescate cada vez más hipotético de la automotora Opel, dado que el italiano Fiat se negó a aumentar su oferta.
Berlín amenazó con anular la reunión de hoy para tratar de conseguir un rescate de la filial de GM: «Sólo empezará cuando las partes implicadas tengan algo sustancial por presentar», declaró el portavoz adjunto del Gobierno, Thomas Steg.
El vocero recordó además que Berlín reclama «una carta de intención» firmada por GM para elaborar una financiación de emergencia para Opel, asegurando que el Gobierno «esperaba todavía» que la reunión tuviera lugar.
Berlín había convocado inicialmente a las 14H00 GMT un encuentro en la sede del Gobierno alemán con todas las partes implicadas en las negociaciones para la compra de Opel. El objetivo es proteger el constructor alemán de una quiebra de General Motors que parece cada vez más inevitable.
Steg insistió en que Berlín no aportaría más de 1.500 millones de euros a través de préstamos de emergencia para Opel. La suma que anunció desde el principio. «Esto no es negociable», agregó el portavoz.
Una reunión en la cumbre organizada el miércoles en Berlín había fracasado tras el anuncio a última hora de GM que indicó una necesidad suplementaria de financiación por un valor de 300 millones de euros.
Ese importe era el tema central de intensas discusiones el viernes entre General Motors y el fabricante de autopartes canadiense Magna que había expresado inicialmente su intención de aportar ese dinero.
Pero según la edición en internet del diario Bild Zeitung, el viernes frente a las nuevas exigencias de la parte estadounidense, Magna amenazó con retirarse de la mesa de negociación.
En cuanto al italiano Fiat, único candidato que se mantiene en la puja por Opel frente a Magna, ya dijo que no se presentaría en la reunión del viernes en Berlín, explicando que no estaba dispuesto a aportar «más» y correr riesgos «inconsiderados».
La canciller alemana Angela Merkel, en plena campaña para conseguir un segundo mandato en las próximas elecciones federales, dio a entender por primera vez que no se podía descartar la posibilidad de una quiebra de Opel.
«Hacemos todo lo posible para encontrar otra solución», indicó, en una entrevista publicada por el periódico semanal Spiegel el próximo lunes.
«Existen seguramente posibilidades de esfuerzos suplementarios por parte de los estadounidenses», agregó Merkel.
La administración de Berlín se siente ofendida desde el jueves por la actitud de la parte estadounidense, cargando toda la culpa de esas complicadas negociaciones sobre Washington.
Opel y los 25.000 trabajadores que emplea se convirtieron en un tema políticamente crucial para las elecciones de septiembre en Alemania.
Entre otras cosas, el Gobierno alemán reprocha a Washington de haber mandado un representante de menor rango para negociar en Berlín. Por su parte, la administración estadounidense está totalmente concentrada en la elaboración de una estrategia viable para evitar el hundimiento de General Motors.
De hecho, Steg tuvo que admitir que la administración estadounidense «sería representada por la misma persona» en caso de que se celebre la reunión del viernes. Berlín sólo consiguió la posibilidad de «contactar en cualquier momento las personas competentes» en Washington.
El ministro alemán de Economía Karl-Theodor zu Guttenberg, apoyado por economistas de la escuela neoliberal, también amenaza con la quiebra de Opel, considerando que esta solución sería un mal menor.