Benedicto XVI visita República Checa


El folleto que anuncia la visita del Papa Benedicto XVI a la República Checa se puede observar sobre la banca durante la misa dominical en la iglesia de la Asunción de la Virgen Marí­a en el pueblo de Mastov al norte de Praga.



FOTO LA HORA:  AFP  / MICHAL Cizek» title=»El folleto que anuncia la visita del Papa Benedicto XVI a la República Checa se puede observar sobre la banca durante la misa dominical en la iglesia de la Asunción de la Virgen Marí­a en el pueblo de Mastov al norte de Praga.



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<p>El Papa Benedicto XVI efectúa a partir del sábado en República Checa su segundo viaje a Europa del Este, poco antes del vigésimo aniversario de la Revolución de Terciopelo en Praga y de la caí­da del Muro de Berlí­n.</p>
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La Revolución de Terciopelo, que habí­a derrocado al régimen comunista en el otoño boreal de 1989, es «un acontecimiento de gran importancia no sólo para República Checa, sino también para los paí­ses vecinos y el mundo entero, y este aniversario no podrá ser ignorado por el Papa», estimó un diplomático del Vaticano.

Benedicto XVI es el sucesor de Juan Pablo II, el Papa polaco que contribuyó con fuerza a la caí­da del Muro de Berlí­n y la llegada de la democracia a los paí­ses de Europa del Este.

El responsable del servicio de prensa de la Conferencia Episcopal checa, Jan Balik, indicó de su lado que se trata del «único viaje del Papa este año a un paí­s ex comunista».

Benedicto XVI «seguramente va a abordar este tema y esto puede ser visto como una apreciación de lo que ha ocurrido en nuestra sociedad en los últimos 20 años, de lo que la Iglesia ha aportado a la gente», agregó Balik al ser consultado por la AFP.

Durante sus tres dí­as en el «corazón de Europa», que lo conducirán a Praga, Brno y Stara Boleslav, para la fiesta de San Venceslao -patrón del paí­s-, Benedicto VXI se referirá también a temas como la construcción de la Unión Europea, la importancia histórica del cristianismo o la democracia en el Viejo Continente, indicó su portavoz, el padre Federico Lombardi.

República Checa, «que se encuentra geográfica e históricamente en el corazón de Europa, necesita recobrar las razones de la fe y la esperanza, como todo el continente, tras haber atravesado los dramas del siglo pasado», habí­a declarado Benedicto XVI el domingo durante el tradicional ángelus.

La fecha del viaje del Papa fue elegida para que coincida con la fiesta de San Vesceslao, que se celebra el 28 de septiembre en Stara Boleslav, lugar de su martirio, y donde Benedicto XVI oficiará una misa a la que asistirá, como todos los años, el presidente de la República Checa, Vaclav Klaus.

Sin embargo, la gran misa del viaje tendrá lugar en el aeropuerto de Brno el domingo por la mañana. El episcopado checo apuesta a congregar unos 130.000 fieles, entre ellos 10.000 extranjeros, especialmente eslovacos, según la portavoz del obispado, Martina Jandlova.

En República Checa, paí­s de larga tradición cristiana, solo un tercio de la población de declara actualmente católico.

«El periodo comunista falsificó la Historia y presentó a la Iglesia como el enemigo del pueblo», indicó monseñor Marcel Smejkal, a cargo de Europa Central en la curia romana.

El tema elegido para el viaje, «El amor de Cristo es nuestra fuerza», tiende a «alentar a la Iglesia para que se sienta portadora de vitalidad, esperanza y caridad en la sociedad», explicó el padre Lombardi.

Por otra parte, la cuestión de los bienes de la Iglesia católica confiscados por el régimen comunista sigue en suspenso, pero no serí­a abordado en forma abierta durante este viaje.

COMUNISMO Revolución de terciopelo


El papa Benedicto XVI viaja a República Checa poco antes del 20º aniversario de la Revolución de Terciopelo que barrió sin violencia en 1989 al poder comunista en Praga, ya debilitado por la caí­da de otros regí­menes totalitarios en Europa del Este.

Hace veinte años, los checos y los eslovacos dijeron «no» en forma masiva a vivir en un paí­s, Checoslovaquia, ocupado por el ejército soviético y controlado por la policí­a secreta, lanzando una serie de manifestaciones a nivel nacional contra la brutal represión de una pací­fica marcha estudiantil el 17 de noviembre de 1989 en Praga.

Dirigido por el jefe del Partido Comunista (PC), Milos Jakes, objeto de burlas populares a raí­z de sus discursos poco coherentes, y por el envejecido «presidente del olvido» Gustav Husak, el régimen de la ex Checoslovaquia se derrumbó en unas semanas entre noviembre y diciembre de 1989.

Las manifestaciones más grandes contra el régimen tuvieron lugar en la explanada de Letna y en la plaza Venceslao en Praga, ambas encabezadas por Vaclav Maly, cura perseguido por el régimen por su apoyo al manifiesto de los disidentes, denominado «Carta 77», a favor del respeto de los derechos humanos.

Dirigida por un amplio movimiento bautizado «Foro Cí­vico», creado el 19 de noviembre por el dramaturgo disidente Vaclav Havel, la «Revolución de Terciopelo» llevó a la partida de las detestadas autoridades del régimen y a la formación de un «gobierno de acuerdo nacional» el 10 de diciembre de 1989.

Vaclav Havel fue electo a la cabeza de la magistratura el 29 de diciembre del mismo año, poco después de la elección al frente del parlamento de Alexander Dubcek, ex lí­der reformista del PC y sí­mbolo del movimiento de la «Primavera de Praga» de 1968.