Benedicto XVI será un Pontífice Emérito


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Noticia de primer impacto que conmocionó al mundo fue el retiro del cargo de Sumo Pontífice, por decisión propia, a partir del 28 de febrero. Será un Pontífice Emérito, si perder la dignidad de jerarca hasta que su vida se extinga. Un hecho histórico trascendental si tomamos en cuenta que el primero en hacerlo aconteció hace más de 600 años en el seno de la Iglesia.

Juan de Dios Rojas


El motivo que adujo se debe a debilidad física que sufre y le impide estar al frente con energía implícita como la piedra angular a nivel mundial a título de Obispo de Roma y sucesor del apóstol Pedro.  En diversos confines que profesan el catolicismo hubo y proseguirán reacciones en torno al caso fuera de lo común, empero es mayoritaria la opinión de gran responsabilidad.

Atinente a su personalidad trasciende fuera del Vaticano que posee dotes especiales,  con dominio expreso de las cosas de la Iglesia Católica;  su desempeño tuvo presencia extraordinaria en concepto de asesor específico el cardenal Josef Ratzinger, del Papa Juan Pablo II (te quiere todo el mundo). Todos coinciden en cuanto a no ser un desconocido, tampoco advenedizo.

Desde que tengo uso de razón y de pertenecer al catolicismo,  supe que el Papa era Pío XII, mediante algunas fotografías del menudo patriarca,  a quien infundadas versiones aseguraron tuvo estrecha relación con el führer Adolfo Hitler y el premier italiano Benito Mussolini. Sin perder uno solo de los subsiguientes,  hasta arribar al extinto Juan Pablo II y cardenal Benedicto XVI.

Como consecuencia de su retiro del Papado,  repetimos, el 28 de febrero, el cónclave de los cardenales del orden mundial elegirá a su sucesor en marzo entrante. Por lo tanto las miradas empiezan a estar a la expectativa de lo que habrá de ocurrir en ese cuerpo colegiado.  Volverá de consiguiente a ocasionar noticia de primer impacto otra vez, ojalá no tenga empantamiento.

La ocasión es propicia en el sentado que las plegarias fervorosas sean para implorar al Altísimo en la figura del Espíritu Santo, que tal decisión sublime, significativa y fervorosa pueda llegar a uno de los cardenales latinoamericanos a tan alto sitial de los militantes católicos, que desde ya imploran al Creador de que el cónclave se incline por uno de los nuestros.

Que la historia permita desde la famosa chimenea instalada para un fin de enorme significado y noticia,  en el momento preciso y salga el humo blanco, de un valor de mucho significado, sea el equivalente de: «Habemus Papam»,  en medio y desde la histórica Plaza de San Pedro del Vaticano del aplauso multitudinario de la feligresía bajo la intemperie,  ansiosa en extremo.
También es propicio y oportuno evocar la figura paterna «plena de gracia como el Avemaría » de Juan Pablo II que nos otorgó el privilegio único de visitarnos a los guatemaltecos,  tres veces.  Se le brindó como le merecía plurales muestras de cariño en ciudad Guatemala, Quetzaltenango y Esquipulas. Razón asimismo para exteriorizar la frase de «laus Deo».