Benedicto XVI llamó a Chile y Argentina a trabajar por la paz


La presidenta chilena Michelle Bachelet (D) y la presidenta de Argentina, Cristina Fernández de Kirchner (I) escuchan al Papa Benedicto XVI (C) durante su audiencia privada en la Sala Clementina del Vaticano. AFP PHOTO / POOL / ALESSIA PIERDOMENICO

El papa Benedicto XVI llamó hoy en el Vaticano a las presidentas de Argentina, Cristina Kirchner, y de Chile, Michelle Bachelet, a seguir trabajando por el diálogo y la paz, durante la conmemoración de la firma hace 25 años del tratado que evitó una guerra entre los dos paí­ses.


«Es necesario perseverar en todo momento con voluntad firme y hasta las últimas consecuencias en tratar de resolver las controversias con verdadera voluntad de diálogo y acuerdo», pidió el Papa, quien quiso recordar con un acto solemne el «ejemplar» acuerdo alcanzado entre los dos paí­ses el 29 de noviembre de 1984 tras largas y complejas negociaciones.

Fue «una solución digna, razonable y ecuánime», dijo el Papa.

«El Tratado de Paz y Amistad es un ejemplo luminoso de la fuerza del espí­ritu humano y de la voluntad de paz frente a la barbarie y la sinrazón de la violencia y la guerra como medio para resolver las diferencias», recordó el pontí­fice, que lucí­a un elegante paramento rojo con adornos dorados.

Las presidentas, vestidas las dos de negro, fueron recibidas juntas en el patio de San Dámaso del Vaticano con un protocolo excepcional y se reunieron a solas y separadamente por unos veinte minutos con el Papa antes de asistir en la imponente Sala Clementina al acto conmemorativo de la firma del tratado entre Argentina y Chile que puso fin al diferendo por el canal del Beagle.

En su discurso, en el que reconoce los esfuerzos hechos por el cardenal Antonio Samoré como mediador y sobre todo elogia a Juan Pablo II por «su incansable labor como mensajero de la paz», Benedicto XVI traza el camino para alcanzar una paz duradera.

«La consecución de la paz, en efecto, requiere la promoción de una auténtica cultura de la vida», aseguró, el pontí­fice reiterando la lí­nea de la Iglesia católica a favor de la familia.

La paz «requiere también la lucha contra la pobreza y la corrupción, el acceso a una educación de calidad para todos, un crecimiento económico solidario, la consolidación de la democracia y la erradicación de la violencia y la explotación, especialmente contra las mujeres y los niños», agregó.

El pontí­fice invitó a las mandatarias a trabajar por «la serenidad de los ánimos, a veces tensos y polarizados, y en la búsqueda constante del bien común nacional, regional y mundial», dijo.

Después del acto, Kirchner y Bachelet colocaron una ofrenda floral ante la tumba de Juan Pablo II en la cripta de la basí­lica de San Pedro y descubrieron una placa conmemorativa en la Casina Pí­o IV, un edificio ubicado en los jardines vaticanos y en donde se llevaron a cabo las históricas negociaciones.

«En estos tiempos de convulsión y enfrentamientos interculturales y entre religiones, Argentina ve en el Vaticano un mediador para evitar escenarios de guerra», reconoció Kirchner en un breve discurso.

«La paz ha dado sus frutos y los ha dado en abundancia», dijo por su parte Bachelet al mencionar el reciente acuerdo de cooperación firmado entre los dos paí­ses y que representan «el cambio profundo» vivido entre Argentina y Chile.

Las dos mandatarias se trasladarán separadamente a Portugal para asistir a la cumbre Iberoamericana que se inaugura el domingo por la noche en Estoril, marcada por la crisis polí­tica en Honduras que divide a la región, así­ como por las tensiones entre Venezuela y Colombia, y entre Chile y Perú.