Benedetti: voz que viene y que va al pueblo


El pasado domingo, el escritor uruguayo Mario Benedetti falleció tras dejar de respirar lentamente, poniendo fin así­ a una larga agoní­a que lo habí­a hecho visitar hospitales y a someterse a intervenciones quirúrgicas en los últimos meses. Uruguay y todo el mundo hispano lloraron, pues, el deceso de uno de sus poetas más prolí­ficos y más respetados de la actualidad.

Mario Cordero
mcordero@lahora.com.gt

Debido a su lento fallecimiento, desde hace meses, el mundo ya se preparaba para esta muerte. Homenajes empezaron a rendirse, al que fue denominado como «el poeta uruguayo por excelencia» (por sus paisanos) o simplemente como uno de los mejores poetas de habla hispana, honores que cada vez son más raros de escuchar en este mundo.

VIDA Y MUERTE

En Montevideo, capital uruguaya, apenas era domingo por la noche, cuando se conoció la noticia. El poeta habí­a muerto a los 88 años de edad, tras una larga agoní­a. Dos semanas antes, Benedetti ya habí­a dado aviso de que el final estaba cerca, al ser internado de nuevo por una crisis de salud.

«Falleció mientras dormí­a en su domicilio y en profunda paz. De a poquito dejó de respirar», explicó Ariel Silva, su secretario privado, luego de que los médicos dieran por certificado el final de su vida.

Benedetti habí­a publicado en septiembre del año pasado «Testigo de uno mismo», escrito en verso, y antes de su fallecimiento trabajaba en un nuevo libro de poesí­a bajo el nombre de «Biografí­a para encontrarme».

Nacido el 14 de septiembre de 1920 en Paso de los Toros (250 km al norte de Montevideo), Benedetti fue distinguido con el doctorado honoris causa por varias universidades latinoamericanas y europeas.

Perteneció a la llamada «Generación del 45», junto a otros poetas y novelistas uruguayos, como Juan Carlos Onetti, quienes tuvieron que buscar el exilio ante las dictaduras militares que azotaron uruguay. Benedetti fue autor de decenas de libros de poemas, prosa, cuentos, novelas y ensayos, así­ como de teatro, recibió asimismo numerosos premios, entre los cuales el Premio Internacional Menéndez Pelayo en 2005, el Premio Reina Sofí­a de Poesí­a Iberoamericana en 1999 y el Premio Iberoamericano José Martí­ en 2001.

POETA POPULAR

La muerte de Benedetti fue llorada por todo el mundo hispano, hecho solidario que usualmente no ocurre ante cualquier poeta o hijo de vecino. Su deceso provocó lamentos por todo el mundo, desde polí­ticos, jefes de Estado, intelectuales, músicos, literatos y público en general.

Y es que el escritor uruguayo era quizá el poeta vivo más conocido, recitado y hasta imitado. Cabe, pues, analizar cuál era ese motivo de su fama casi mundial, pero que pese a ello no recibió ningún reconocimiento literario que lo encumbrara como uno de los mejores escritores en lengua española.

En Guatemala, cabe recordar, la declamación del locutor deportivo Abdón Rodrí­guez Zea al final de las transmisiones de las Grandes Ligas. «Hagamos un trato» era el poema recitado, o mejor dicho, parafraseado, porque el cronista hací­a una conversión del pronombre personal del «usted» al «vos».

Rodrí­guez Zea, que a pesar de ser narrador deportivo gustaba mucho de la poesí­a, es un buen ejemplo para entender la popularidad de Benedetti. Y es que su poesí­a es capaz de ser entendida tanto por el intelectual como por el aficionado del deporte que no entiende de razones, sino de colores de camisolas y de correr detrás de una pelota.

Como si fuese el mismo fenómeno Pavarotti con la ópera, que la popularizó sin denigrarla, pareciera que Benedetti también llevó al pueblo algunos poemas para que replicaran, los memorizaran, los recitaran en actos alusivos al Dí­a de la Madre y hasta, incluso, estamparlo en una hoja de papel como carta de amor para la persona amada (y muchas veces, ni siquiera habrán consignado que tal poema era del escritor uruguayo, intentando engañar a la pareja).

Y ese fenómeno es hoy dí­a muy raro, cuando la oferta poética incluye oscuras estructuras versificadas, tortuosas palabras cuyo significado sólo puede ser ubicado en un diccionario gongorino; en tiempos en que el amor y la sexualidad es una descripción de los órganos genitales y la producción de fluidos… en estos tiempos, Benedetti supo decir lo mismo pero con palabras sencillas. Para él, el amor no era anatomí­a: era amor, esa extraña relación en la que te sientes indefenso y seguro a la vez, y que sólo puede ser comprendido por la otra persona.

LENGUAJE SIMPLE

Uno de los cuentos más paradigmáticos de Benedetti es «Lingí¼istas», en donde tras concluida una convención de «expertos en el lenguaje», los intelectuales intentan piropear a una de las secretarias, sin lograr concretar con palabras su deseo carnal. Mientras que el empleado que habrí­a la puerta, le dijo en el oí­do «Cosita linda», palabras -simples o simplonas- que hicieron sonrojar a la mujer.

«Todo lo que digamos de Benedetti será poco en comparación a lo que él hizo por acercar su poesí­a a todos los ciudadanos. Hizo de su obra algo muy personal para muchos», dijo íngeles González-Sinde, ministra española de Cultura.

Pues, ¡qué mejor ejemplo que ése para explicar la poesí­a de Benedetti! Sí­, es cierto, su poesí­a era construida con palabras simples y estructuras, si se quiere, hasta escuetas, pero funcionaba.

Tal como dijo Carmen Caffarel, directora del prestigioso Instituto Cervantes: «La razón de su éxito radicó en que supo llegar al alma y las preocupaciones de los lectores, lo que significa que entendió como pocos la sociedad contemporánea. Su obra abarca casi todos los campos de la creación literaria y ha estado marcada por el compromiso con los más débiles y por el dolor de la distancia y el exilio.»

El ser humano contemporáneo es demasiado complejo, pero por su simpleza. Antes, la psicologí­a se encargó de profundizar en las oscuridades profundas del alma, pero hoy dí­a, el estrés, las prisas y todo el mundo moderno hacen que esa profundidad quede relegada, para optar por la superficialidad. Y Benedetti se dio cuenta de esa condición humana.

«Ha sido un autor muy querido. En ese sentido, hay una cierta diferencia con Borges, por ejemplo, que siempre ha sido muy estimado por los crí­ticos, pero poco estimado por los lectores», según Cristina Peri Rossi, poetisa uruguaya, y eso es muy triste para los literatos innovadores, pero explica bien el fenómeno Benedetti.

SOBRE TODO, POETA

Benedetti prácticamente escribió en todos los géneros. «Siento pena por la muerte del amigo y la separación definitiva que esto significa y liberación porque en este caso la muerte se presenta como liberadora. Benedetti es un hombre muy reconocido como poeta, poeta muy prolí­fico, y probablemente el mas leí­do de la literatura latinoamericana; pero no hay que olvidar su aportación como autor teatral, como periodista y también como activista polí­tico que fue como hombre responsable del tiempo y las cirscustancias que le tocaron vivir. Tuve el placer de compartir con él un trabajo fantástico de canción: juntos hicimos un manojo de canciones que titulamos «El Sur también existe» y fruto de esta trabajo ha sido una amistad que con el tiempo maduró, creció y que a mi me seguirá acompañanando», dijo Joan Manuel Serrat, músico catalán, quien además ha musicalizado varios poemas del uruguayo.

Pese a ello, hay que reconocer que el mayor aporte de Benedetti fue en el ámbito poético; ni siquiera en la versificación, sino que únicamente en la poesí­a pura. Como novelista, dramaturgo y ensayista, sus libros pasaron de aceptables a ser considerados para el olvido.

Benedetti, como poeta, no fue muy innovador. Y a pesar de la simpleza de sus estructuras y su lenguaje, sus poemas tienen alma; dentro está ese animal poético (porque es un animal. ¡eh! No una musa ni una fuerza etérea) que dan vida a las letras. Animal que desgarra el alma y se queda habitando en los ojos y en los oí­dos de quien lee.

COHERENCIA POLíTICA

Benedetti fue obligado a exiliarse durante la dictadura uruguaya. Al salir, estuvo en diferentes paí­ses. Como asilado polí­tico, también logró ganar simpatí­as. Pero sobre todo, es resaltante observar que, tras la estabilización polí­tica uruguaya, el poeta continuó coherente polí­ticamente, lo cual le generó réditos adicionales a los literarios.

Y eso lo reconocen hasta los escritores de derecha: «Siempre me pareció muy respetable porque nunca medró. Nunca fue un escritor que utilizó sus ideas polí­ticas para medrar, para obtener determinadas ventajas, era una persona muy coherente, no hizo trampas y fue muy honesto. Aunque discrepamos mucho, siempre le tuve mucho respeto y siempre lo consideré muy buen escritor desde que leí­ sus primeros cuentos. Fue un escritor totalmente comprometido y que defendió sus ideas con mucha coherencia y con mucha honestidad», comentó Mario Vargas Llosa, escritor peruano de tendencia neoliberal.

Y, más aún, escritores de izquierda le reconocen esta postura ética firme. «El mundo nos obliga a desconfiar del prójimo; el prójimo es un peligro que nos amenaza . Mario Benedetti creí­a en otro mundo posible y era el raro caso de un escritor generoso que celebraba el éxito de los demás», explicó Eduardo Galeano, escritor uruguayo, que recientemente adquirió fama mundial porque el presidente venezolano Hugo Chávez regaló uno de sus libros a Barack Obama.

«Benedetti era un gran poeta, sensible, humano y humilde a las causas justas de la sociedad. Su obra se caracterizó por la crí­tica social, aguda e inteligente», comentó Laura Esquivel, escritora mexicana.

Fí“RMULA MíGICA

Ahora bien, hay que señalar también que Benedetti tuvo un buen éxito editorial, y para ello no basta únicamente con ser buen poeta. De hecho, muchas veces el éxito literario y el éxito editorial van por caminos distintos. Pero en el caso del uruguayo no.

Parte de este éxito podrí­a explicarse como que Benedetti encontró una fórmula mágica, que vendí­a, y vendí­a bien. Su fórmula coloquial y de sencillez, también causó molestias entre literatos que buscaban la innovación poética.

«Benedetti fue un literato humanamente muy necesario en el terreno del pensamiento social y de la honradez, aunque yo no compartí­a con él su lenguaje poético. Era un ser admirable pero utilizaba un lenguaje normalizado, el lenguaje de la comunicación coloquial, que, aunque lo respeto muchí­simo, no lo comparto», explica Antonio Gamoneda, poeta español.

Y es que la crí­tica literaria especializada y seria alza la voz cuando sonados éxitos editoriales, como Harry Potter, los libros de Stephen King o Paulo Coelho, o el fenómeno del Código da Vinci, utilizan fórmulas burdas (e literariamente incorrectas) con la finalidad de vender.

Y, lamentablemente, Benedetti no logró salir de ese estilo que le generó tantas ventas.

CONCLUSIí“N

Pese a esto último, Benedetti se ha ganado un espacio entre los mejores literatos del habla hispana. Su muerte dejó un vací­o en el trono como el poeta más respetado y admirado en Latinoamérica. Pese a su sencillez y soltura de palabra, sus poemas son realmente buenos, o quizá más que buenos. Supongo que de esta semana en adelante, Benedetti tendrá muchos imitadores que no lograrán honrar su memoria.

Amor

«Y para estar total, completa, absolutamente enamorado, hay que tener plena conciencia de que uno también es querido, que uno también inspira amor.» (Gracias por el fuego, 1965)

«El amor no es repetición. Cada acto de amor es un ciclo en sí­ mismo, una órbita cerrada en su propio ritual. Es, cómo podrí­a explicarte, un puño de vida.»

«en el amor

es virtuoso ser fiel

mas no fanático» (Rincón de Haikus,1999)

Anochecer

«Cuando anochece

se estremecen los pinos

y no es de frí­o» (Rincón de Haikus, 1999)

Eco

«Lo peor del eco

es que dice las mismas

barbaridades» (Rincón de Haikus,1999)

Dios

«el pobre dios

tan solo tan sin nadie

y tan sin ví­rgenes» (Rincón de Haikus,1999)

«si hubiera dios

nadie le rezarí­a

por no aburrirle» (Rincón de Haikus,1999)

«Yo no sé si Dios existe, pero si existe, sé que no le va a molestar mi duda.»

«Cómo la necesito. Dios habí­a sido mi más importante carencia. Pero a ella la necesito más que a Dios.»(La tregua, 1960)

Distancia

«Me gustarí­a

mirar todo de lejos

pero contigo» (Rincón de Haikus,1999)

Fortaleza

«quién lo dirí­a

los débiles de veras

nunca se rinden». (Rincón de Haikus,1999)

Futuro

«Algunas cosas del pasado desaparecieron pero otras abren una brecha al futuro y son las que quiero rescatar.»

Gente

«Acá hay tres clases de gente: las que se matan trabajando, las que deberí­an trabajar y las que tendrí­an que matarse.»

Memoria

«Aunque nos olvidemos de olvidar seguro que el recuerdo nos olvida».

Mundo

«No vayas a creer lo que te cuentan del mundo (ni siquiera esto que te estoy contando) ya te dije que el mundo es incontable.»

Jesucristo

«como es notorio

Jesús no era cristiano

pero sufrí­a» (Rincón de Haikus,1999)

Justicia

«Te quiero porque tus manos trabajan por la justicia.»

Pesimismo

«un pesimista

es sólo un optimista

bien informado» (Rincón de Haikus,1999)

Polí­tica

«Cuando creí­amos que tení­amos todas las respuestas, de pronto, cambiaron todas las preguntas.»

Propiedad privada

«Cuando un dueño de la tierra proclama: «Â¡para quitarme tal propiedad tendrí­an que pasar sobre mi cadáver!» deberí­a tener en cuenta que a veces… pasan.»

Silencio

«hay pocas cosas

tan ensordecedoras

como el silencio» (Rincón de Haikus,1999)

Torturadores

«Un torturador no se redime suicidándose, pero algo es algo.»

Otros

«Después de todo, te enseñaron que el fin justifica los medios, pero vos ya no te acordás mucho de cuál es el fin. Tu especialidad siempre fueron los medios, y éstos deben ser contundentes, implacables, eficaces.» («Escuchar a Mozart»)

«Un sociólogo norteamericano dijo hace más de treinta años que la propaganda era una formidable vendedora de sueños, pero resulta que yo no quiero que me vendan sueños ajenos, si no sencillamente que se cumplan los mí­os.»