El mundo de la cultura lamentó ayer en España y América Latina la pérdida del poeta uruguayo Mario Benedetti, fallecido en la noche del domingo en Montevideo a los 88 años de edad.
«La muerte de Mario (Benedetti) personalmente me llega como una mezcla de tristeza y liberación», declaró el lunes el cantautor catalán Joan Manuel Serrat, que lo calificó de «hombre muy reconocido como poeta, poeta muy prolífico, y probablemente el más leído de la literatura latinoamericana».
La razón de su éxito «radicó en que supo llegar al alma y las preocupaciones de los lectores, lo que significa que entendió como pocos la sociedad contemporánea», dijo la directora del Instituto Cervantes, Carmen Caffarel.
Su obra «abarca casi todos los campos de la creación literaria y ha estado marcada por el compromiso con los más débiles y por el dolor de la distancia y el exilio», añadió.
El presidente del gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, envió un telegrama de pésame a la familia en el que destacó «el testimonio de una libertad esplendorosa y de una confianza inquebrantable en el ser humano» que deja como legado el escritor uruguayo.
Su fallecimiento «nos deja huérfanos de uno de los escritores que mejor ha entendido la fuerza transformadora de la literatura y su capacidad para cambiar el mundo», elogió.
Para el poeta español Antonio Gamoneda, Benedetti fue un literato «humanamente muy necesario en el terreno del pensamiento social y de la honradez».
«Era un ser admirable pero utilizaba un lenguaje normalizado, el lenguaje de la comunicación coloquial, que, aunque lo respeto muchísimo, no lo comparto», añadió el premio Cervantes 2006.
En cambio, para otros, esa facilidad de comunicación era el gran talento del poeta fallecido.
«Ha sido un autor muy querido. En ese sentido, hay una cierta diferencia con Borges, por ejemplo, que siempre ha sido muy estimado por los críticos, pero poco estimado por los lectores», afirmó la poetisa uruguaya Cristina Peri Rossi.
«Me levanté de mala gana. Sólo me apetece emborracharme, pedir un whisky y decirle al camarero que me ponga el más humilde que tenga con una rodaja de limón», dijo por su parte el escritor chileno Luis Sepúlveda en Gijón (norte), explicando que así era como pedía su «queridísimo» amigo en los «boliches» de Montevideo.
En Cuba, donde el escritor vivió parte de su exilio, Benedetti fue recordado como un amigo de la revolución cubana.
Benedetti «no fue sólo un gran escritor y un amigo solidario; fue un infatigable trabajador de la Casa», señaló Casa de las Américas, donde Benedetti fundó en 1967 el Centro de Investigaciones Literarias.
El presidente de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC), el novelista Miguel Barnet lamentó la muerte como una «pérdida muy grande» para la comunidad intelectual de la isla «pues era casi un cubano».
La escritora mexicana Laura Esquivel lo calificó de «un gran poeta, sensible, humano y humilde a las causas justas de la sociedad» y elogió su obra caracterizada por «la crítica social, aguda e inteligente».
Desde Venezuela, el presidente Hugo Chávez lamentó «la sensible partida del escritor y poeta que fuera en vida un hombre comprometido con la causa de la humanidad».
Por su parte, los cantantes argentinos Adriana Varela y Jairo, que musicalizaron y llevaron al gran público poemas de Benedetti, manifestaron su enorme pesar.
Jairo indicó que «pocos poetas han sido tan cantados como Benedetti. Algunos poetas no quieren que musicalicen sus poemas pero él tenía una relación natural con los músicos».
Adriana Varela, en tanto, dijo estar reconfortada de que Benedetti pudiera terminar su vida en Montevideo.
«El escritor partió desde su lugar de origen. Yo siempre tenía temor de que se fuera lejos de su tierra», confesó Varela, en relación a las largas temporadas que el autor de «La Tregua» pasaba en España.