BENDITA POBREZA


A espaldas de sus padres, Joaquí­n Ferroso, en México, comenzó a practicar el arte de dibujar, pues delante de ellos, él no era más que un lavador de carros.

César Guzmán
cesarguzman@yahoo.com

Después se interesó por la pintura, y como los gastos eran mayores, tuvo que trabajar más duro y aprovechar hasta el último segundo para practicar ese arte.

A los pocos meses se inscribió en un concurso y obtuvo el primer lugar; el premio consistí­a en 5,000 dólares, que él entregó a sus padres.

-¡Hijo! ¿Por qué lo hiciste? – le preguntaron.

Pero él no respondió.

Todos sabí­an que Joaquí­n lo habí­a hecho por la necesidad, la mejor amiga de los triunfadores.

LA MAYORíA DE EXITOSOS, PROVIENEN DE CUNAS POBRES.