BENDITA INSISTENCIA


Escuchó fuertes aplausos y palabras de ánimo; entonces se apresuró para entrar a la meta.

César Guzmán
cesarguzman@yahoo.com

Y aunque llegó en último lugar, su alma de atleta se llenó de felicidad como si hubiera sido el ganador de la maratón olí­mpica de 1988.

Juan Muñoz participaba una vez más en esa carrera por las calles de Fresno, EE.UU., y se sentí­a tan fresco como si hubiera sido la primera.

Sorpresivamente, los organizadores del tal evento se acercaron a él y le entregaron un enorme trofeo, el cual habí­a obtenido por ser el participante de mayor edad.

A pesar de sus 89 años, el corazón juvenil de Juan dio saltos de alegrí­a.

LOS FRUTOS DE LA PERSEVERANCIA SIEMPRE SON MARAVILLOSOS.