Charlie Beljan sentía el domingo como si el corazón se le saliera del pecho en Disney… y no podría haberse sentido mejor.
Este no fue otro ataque de pánico como el que envió al novato de 28 años al hospital en una ambulancia después de la segunda ronda y le hizo sentir que estaba a punto de morirse. Más bien era la perspectiva de ganar un torneo de la Gira de la PGA por primera vez.
Las montañas rusas del Reino Mágico de Disney no son nada en comparación con lo que Beljan pasó en el último evento de la PGA en el año.
«Cada día pasaba manejando debajo de ese letrero de Disney al llegar aquí que decía: ‘Donde los sueños se hacen realidad’, y eso es justo lo que ocurrió esta semana», dijo Beljan después de firmar una tarjeta de 69 golpes, tres bajo par, que le dio el triunfo por dos impactos. «Y estoy tan agradecido y tan honrado».
Beljan apenas podía respirar y su presión arterial subió durante la segunda ronda, donde los paramédicos lo siguieron durante los últimos nueve hoyos. Después de dormir sólo una hora o algo así en el hospital tras someterse a varios exámenes, jugó el sábado bajo el temor de sufrir otro ataque de pánico. Y cuando se despertó el domingo en la mañana la cabeza le palpitaba y tenía el estómago revuelto.
Sin embargo, una vez que llegó al campo de golf todo se le facilitó.
Beljan hizo cinco birdies en un tramo de seis hoyos alrededor de la vuelta donde comienzan los últimos nueve y acumuló una ventaja de cinco impactos. Un doble bogey la disminuyó, pero luego se apuntó un birdie en el siguiente hoyo. Metió un último putt, arrojó su putter a un costado del green, cerró su puño en señal de festejo y cargó a su hijo de siete semanas.
Robert Garrigus y Matt Every terminaron con 68 cada uno, empatados en segundo lugar, mientras que Brian Gay finalizó en tercero con una ronda de 70.
«Fue increíble», afirmó Beljan, quien concluyó con un total de 272 golpes, 16 bajo par, y se convirtió en el cuarto novato en ganar un torneo del tour este año. «Estaba contento de ser un campeón de la Gira de la PGA. Estaba contento de que mi esposa y mi bebé estaban aquí. Sigue sin parecer real».